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ᴘᴏᴠᴛᴀᴇʜʏᴜɴɢ
El no parece estar disfrutando de mis avances, me he asegurado de estar preparado para el, chequeando mi aliento, poniéndome desodorante, e incluso cambié mi ropa interior pero el continúa mostrándose reacio a estar conmigo.
Tal vez debí ponerme un poco de la loción de Nam, huele bien y a todos parece gustarles.
Jin huele tan bien, su piel es suave y completamente tersa como el culo de un bebé;
Fue tan sencillo alzar sus caderas, ya que mantenía uno de sus pies apoyado en el asiento delantero y el otro por sobre el asiento trasero.
Bendita elasticidad de la escuadra de porristas
Sin siquiera pensarlo deslicé mi lengua por su apretado agujero, si fuera cualquier otra persona me daría un asco terrible.
Pero era Jin, un chico muy limpio que olía muy bien y se preocupaba por todo lo relacionado a su apariencia y cuidado;
Estoy seguro que el caga flores así que me importa muy poco estar prácticamente cogiéndole el culo con mi lengua.
Por primera vez desde que llegamos aquí pude oírle gemir, y ahora estoy demasiado preocupado por correrme antes de cogerlo a lo maldito, solo escuchando sus gemidos.
Tengo la mejor vista desde aquí, puedo ver los espasmos de su cuerpo, su lindo rostro, sus suaves y apetecibles labios entreabiertos y como su rígido pene se balancea prácticamente frente a mis ojos;
Eso me lleva a notar que el está completamente depilado y una nueva ola de inseguridad me golpea.
Yo no estoy depilado, ¡mierda! es imposible que no haya visto ese jodido arbusto en mi entrepierna, tal vez eso es lo que le hace sentir tan incómodo, tal vez es por eso que se aleja de mí como si de alguna manera yo fuera tóxico, o como si fuera un pobre diablo con mal aliento;
Ahora estoy sudando aún más pero no me ha rechazado.
Puedo verle clavar sus uñas en los cómodos asientos de mi camioneta al sentirme empujar mi lengua en su estrecho agujero, intento introducir uno de mis dedos consiguiendo que su espalda se arquee, supongo que es una buena señal, intento forzar un segundo dedo cuidando de no dañarlo pero el realmente parece estarlo disfrutando ya que actualmente es el mismo quien está forzando sus caderas contra mis dedos para que consiguiera ir más profundo.
Rápidamente y antes de que se arrepienta, abrí el empaque del forro que por suerte papá siempre me obliga a cargar, deslizando el mismo por mi hinchada y dolorida erección.
