Be my Valentine.

Primera vez.

Título: Primera vez.

Autora: SherlockHolmesG

Derechos: Soy sólo una basurilla en el basto cosmos, todo para el malévolo ratón.

Fandom: Marvel

Parejas: IronStrange.

Advertencia: Fanfic que habla acerca de la homosexualidad.

Si no te gusta, puedes retirarte.

Gracias por leerme.

★★★★★★★★★★★

"Quiereme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite"

-Dr. Jeckyll.

★★★★★★★★

Para Tony ya no existían las primeras veces. Era bastante normal para él realizar acciones que a otros les sonaban descabelladas.

La mayor parte de su vida se trataba de "eso ya lo hice", "eso lo hice con...", etc.

No había nada que lo sorprendiera.

Incluso se metió a un portal con una bomba y con miles de alienígenas encima. Sí, se podría decir que a Anthony Edward Stark ya lo había probado todo.

No le sorprendió cuando su novia (ahora ex) lo terminara. Se había portado de una manera horrible desde Siberia con su antigua amante. Sintió que una parte de su corazón se iba con ella pero nada podía hacer para remediarlo.

Dejarse sorprender era algo que no iba a permitirse. Cuando lograban sorprenderle, pasaban dos cosas:

-Cosas malas.
-Cosas terribles.

Eso le pasó con el Capitán América, creyó mucho en él, quizás más que en si mismo, y eso lo mató cuando descubrió la verdad del asesinato de sus padres.
Pensó que nada podría herido más que la metralla clavandose en su corazón.

Ese día descubrió que su corazón es más sensible a las traiciones.

Estaba cansado.

Ya no tenía más razones para brillar.

Hasta que lo conoció.

Quizás no debió ser irrespetuoso con sus reliquias, quizás no debió hacer comentarios mordaces, quizás fue su veloz mente a lo hora de responder, quizás, quizás, quizás...

Cuando era pequeño veía a su madre atender con dulzura a su padre, no entendía como alguien como Howard tenía a su lado a tan preciosa mujer, lo cuidaba, lo mimaba, y lo más importante, lo amaba, incluso con todos sus defectos (que eran más que sus virtudes)

Era curioso.

Le preguntó a su madre el porqué de tanto amor, no entendía, su pequeña cabecita atolondrada no lograba concebir tal magnitud de amor.

Su madre le sonrió, con la misma ternura que le dedicaba cuando a su pequeño se le ocurría hacer travesuras en el patio.

Le dijo que el amor era desinteresado, no era envidioso y no guardaba rencor, que el amor era bondadoso y por sobre todas las cosas, el amor no era egoísta.

Tony la miró sorprendido, su madre había sido la persona más amable en el mundo.

Por eso cuando llegó a conocer al tan desesperante Doctor Strange, sintió que su atrofiado corazón podía una vez más enamorarse, sus palpitaciones cada que lo veían pasar se aceleraban como si estuviera en un maratón, sus manos sudaban y su boca se ponía seca.

La lucha para defender la Tierra había sido en vano, lo intentó todo, arriesgó todo de sí mismo, se sintió derrotado cuando Thanos lo apuñaló. No iba a terminar de ver el desenlace de aquella lucha encarnizada.

Iba a morir sacrificandose por los demás, como siempre lo hizo y nadie le reconocía.

-...te daré la gema pero no mates a Tony.

Toda la sangre de su cara se drenó en un segundo. Esto no podía estar pasando, no tenían que arriesgarse por él,  no valía lo suficiente para ese sacrificio.

Lo miró suplicando que no lo hiciera, que él no valía la pena. Strange le regresó la mirada, parecía que sus ojos se tornaban amables, casi amorosos.
Stephen estaba dispuesto a sacrificar todo, por él.

-¿Por qué lo hiciste?-preguntó con lágrimas en sus ojos.

Strange levantó su temblorosa mano para acariciarle una lágrima traicionera, Tony sintió esa caricia como una suave despedida. Las manos de Stephen recorrieron con delicadeza su rostro memorizando cada curva, cada imperfección, cada cicatriz.

-Era la única manera-los ojos de ambos se conectaron, azul contra café en una lucha de silenciosos sentimientos. Hasta que Stephen se fue desvaneciendo poco a poco, sin apartar la vista, ni siquiera un poco.

Y por primera vez, Tony se sintió amado.