Capítulo 11 ♡

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«―Hay tantas bellezas como ojos hay»

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Me giré de forma inmediata y puse ambas manos detrás de mi espalda, escondiendo la caja dentro de mi abrigo. Suspiré e hice una mueca que disimulaba una sonrisa.

―¿Pasa algo?―Volvió a preguntar.

Negué rápidamente y tragué, aunque tenía la garganta seca y unas ganas terribles de que me tragara la tierra y me llevara lejos del mundo. En especial lejos de Josh. Moría de la vergüenza, mi cuerpo titiritaba aun asi que no hacia frio.

Esto no se lo voy a perdonar nunca.

―¿Entonces…?

Tenía que darle una respuesta rápida y certera la cual lo dejara tranquilizado. Iba a preguntarme hasta sacarme información, o peor: iba a ponerse detrás de mí y quitar mis manos debajo del abrigo. Entonces vería la caja maldita que metieron mi madre y  mi amiga. Sospecho también de mi padre y Bruce, ese fue el primero en ofrecerse.

Asi que de manera sutil e improvisada me hice a un lado y esbocé una gran sonrisa que me camuflaba. Me miró con ojos entornados y curiosos, tenían un brillo inusual en ellos llevando mi corazón a mil.

―Solo me pica la espalda―dije recurriendo a la vieja confiable.

Elevó sus dos espesas cejas y dio un paso adelante, retrocedí por precaución. Dio otro paso y yo otro, sigue y yo también. Sin darle más vueltas empecé a correr al carro, sorpresivamente Josh me siguió y no le faltaba nada para agarrarme del brazo y descubrir que era lo que tenía. Asi estuvimos hasta que choque con Greg,  este me agarró antes de impactar con el suelo.

Soy tan terca e irritable, que todavía tengo la caja metida en mi abrigo.

―¿Se encuentra bien?―Pregunta.

Me alejo de él y respiro hondo. Estoy jadeando por aire y mi pecho sube y baja con agitación. Josh se encuentra igual que yo, pudiera decir que hasta mejor. Si se le nota el cansancio pero no parece a punto de hiperventilar como yo.

―Sí, sí, estoy bien―respondo en un susurro.

Josh vuelve a acercarse,  esta vez con más paciencia y calma. Cero travesía y ganas de atraparme para saber la verdad.

Pasa por mi lado y abre la puerta de un hermoso carro negro, intento entrar con cuidado y cautela para no dejar caer la caja y ser descubierta. Pero al parecer el Karma esta hoy de mi lado. Una fuerte brisa proveniente del sur sacude todo el estacionamiento, se siente cálida y salada. Es de la playa, y tenía toda la intención de hacerme perder el equilibrio. Por suerte eso no ocurrió y pude meterme en el interior.

Suerte.

―¿Por qué a mí?―pregunto a la nada.

Y como siempre, soy muy despistada y muy, muy estúpida. Hable eso estando mi jefe al lado mío, ahora si ya no poder escapar.

―¿Me vas a decir que te pasa?

Creo yo que tenía todo el autocontrol para no sonar brusco, pero no lo logró. Su voz salió en un siseo molesto y tenso. Tenía toda su bella cara contraída y los dientes apretados. En el fondo, en lo lejanito   me causo cierto temor. No podía decir que no me gustaba ese tono de voz, pero varios días hablándome de manera coqueta y juguetona es un cambio radical.

―No es nada, algo personal, ¿sí? No molestes más por favor―Supliqué.

Al parecer comprendió mis palabras y no replicó más.  Se quedó mirando fijo la ventana mientras el carro andaba elegantemente por la autopista. No me interesaba nada ver el paisaje de Miami, tengo dos días para poder hacerlo. Lo único que me importaba ahora era ver de nuevo el perfil de Josh.

Nadie Como Tú © [COMPLETA✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora