Tick tack el reloj volvía a detenerse, después de todo, el destino era carichoso. Se encontraba triste, ese iba a ser el último día que lo vería, una última vez.-silencio - dijo aquél hombre que rondaba despreocupadamente en sus sueños. Otabek Altin era sin lugar a dudas todo un sueño.
Poesía, esa era su clase favorita en la universidad, recordaba aquellas palabras de Seung, uno de sus mejores amigos.
"-Los humanos son muy conflictivos y codiciosos, siempre en guerras por el poder y la fama, no tienen corazón, no entienden nuestros sentir, no entienden la vida"
Pero estaba equivocado, Otabek le había demostrado en cada poema sus sentimientos, su dolor y su amor no correspondido. Sentía un mar de emociones cada vez que esos labios producían esas historias, esos sentimientos.
-oye - susurró Mila, sonrió dulcemente y con un elegante movimiento de manos hizo que un papel apareciera en su mesa.
"Yuri se que estás triste pero deberías concentrarte en la clase, imagina tu abuelo, que diría si se entera que estás como niña enamorada"
Yuri la miró confundido e imitó su acción haciendo que la nota apareciera en la mano de Mila está vez.
" Está prohibida la magia aquí "
Y así comenzaron una guerra de pasar las notas.
"Tu lo acabas de hacer"
"Yo soy el príncipe, no pienso obedecer mi regla"
-Plisetsky, Babicheva, ¿quieren compartir algo con la clase? - Dijo seriamente el profesor, ambos negaron. No pasó más de cinco minutos antes de que Mila le volviera a mandar una nota.
"Muy bien su majestad, haga lo que considere más conveniente pero por el amor del bosque deje de verle al profesor sus virtudes."
"¿que?"
"Deja de ver su amiguito, ya sabes el mini profe, mini Altin, mini Otabek, la Bekaconda "
"Si, gracias ya entendí"
" Admítelo te gusta verle la B E K A C O N D A"
"Vaya, Mila que fina eres... Por cierto ¿cuanto le calculas?"
"¡YURI!"
"yo digo que unos diecinueve centímetros"
"No creo"
"míralo, diecinueve centímetros de placer"
Ambos comenzaron a reír, tristemente el profesor les confiscó la nota, Mila rio aún más fuerte y Yuri sólo quería morir ahí. Seung sólo los vio como locos hasta que imitó a Mila mandando una nota, Yuri sólo le pudo contestar con la verdad.
"Le estoy viendo la pija al profesor"
-Yuri, ya tenemos que irnos, tu coronación será en un semana - Seung y Mila se encontraban entusiasmados, querían su vida de nuevo, los humanos no eran lo suyo, sin embargo Yuri se había enamorado.
El amor era complicado y doloroso, era tan perfecto que era imposible creer en su existencia.
-tengo algo que hacer - dijo apenas en un susurro al pasar junto a ellos. Ignoró todas sus palabras y todos sus compromisos, sólo le importaba algo y era despedirse, despedirse de quien el decía era amor de su vida, sólo necesitó verlo y escucharlo leer e interpretar aquellos poemas, palabras escondidas detrás de más palabras. Toda una vida escondida en relatos sobre el mar o el bosque. Su adorado bosque.
Llegó al patio donde los profesores acostumbraban descansar, ahí debajo de una hermosa jacaranda se encontraba él.
Tan absorto en sus libros, en su poesía, historias de amor que todos desean ser el protagonista, todos sus deseos ocultando su dolor.
-Otabek - se atrevió a llamarle, su voz se fue junto al suave viento de la tarde.
-Yuri - dijo apenas en un suspiro- vaya que sorpresa, iba a hablar contigo mañana pero ya que estás aquí
Sintió que su corazón palpitaba cada vez más, en sus más íntimas fantasías creía que le iba a corresponder a sus sentimientos.
-explica esto - le mostró un papel y sintió vergüenza por sus pensamientos, había sido una tontería pensar así.
-¿qué es?
-lo leeré, "diecinueve centímetros de placer" o y aquí hay otro "le estoy viendo la pija al profesor " - le mostró ambas notas, Yuri quería morir, la segunda nota era de Seung, él dijo que la había tirado, lo iba a matar si es que no moría ahí mismo.
-verás
-¿me estabas viendo la que?
- me vengo a despedir- todo fue un silencio absoluto. - me voy, se que no te importa, sólo soy un alumno más pero tú a mí sí me importas... De hecho me gustas, se que en tu mundo está mal, tu eres profesional, pero enserio me siento en otro universo cada vez que te veo.
Otabek lo miró por unos minutos antes de reír suavemente -no se que estás diciendo pero como que en mi mundo, ¿Yuri te encuentras bien?
Fue cuando sintió como su corazón se rompía, todo el amor que floreció en él se marchitó -¿porque te ríes? - su voz se quebró, Otabek lo miró confundido, claro que se había burlado, Otabek tenía 27 años, pensaba que él tenía 20, para él era un chiquillo inmaduro, en realidad Yuri tenía 517 años, en su reino el tiempo era diferente y ellos eran inmortales.
-Yuri tu...
-no, es suficiente - las lágrimas comenzaron a caer una por una, no reaccionó lo suficientemente rápido para hacer un hechizo para ocultar sus lágrimas, estás calleron y al tocar el suelo se convirtieron en pétalos de diversas flores.
-¡Santo cielo Yuri !- Otabek lo miró como si fuera un fenómeno y eso sólo partió más su corazón suficientemente para sucumbir al dolor.
- a pesar de todo -susurró débilmente - nunca te voy a olvidar y aunque mi amor sólo es unilateral quiero que nunca lo olvides - se acercó a él y lo besó, con todo el amor que tenía, claro que no fue correspondido, su corazón iba a estar roto por siempre al igual que su alma. - hasta nunca - y con eso se alejó dejando detrás de él una tormenta de sentimientos confusos y un camino de pétalos por cada lágrima derramada.
Tenía que ser fuerte después de todo, el era el príncipe del bosque, pronto sería rey, e iba a portar la corona de flores con orgullo y valor.
Porque el amor no solo es felicidad, también era dolor.
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Corona de Flores
FanfictionYuri Plisetsky es el príncipe del bosque, a tres meses de su coronación como rey, se le encarga familiarizarse con todos los reinos, entre ellos el mundo mortal. Yuri tiene dudas acerca de este mundo por lo que decide entrar a una universidad junto...