02: Ayudar a chicas bonitas

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04 de octubre, 2018.

Subo los escalones de la escuela soltando resoplidos porque —oh, vaya sorpresa— estoy llegando tarde. ¿Por qué ha sido esta vez? Quedarme hasta altas horas en la madrugada para terminar la tarea de matemática.

No es como si fuera a hacerla bien, de todas formas.

Y, jodida mierda, si algo puede ponerme de peor humor es encontrarme con la abeja reina de West Brooklyn High School en la entrada de la escuela. ¿Qué he hecho para merecer esto? Ya tengo suficiente con que mi mañana apeste, ahora ser molestada por Selina Foster será la cereza del postre. Su postura y la sonrisa malévola en su rostro dejan más que en claro que no voy a librarme de esta. Mis manos comienzan a temblar y deseo poder utilizar mi boca para algo más que para decir incoherencias y mandarla a la mierda.

Y lo curioso es que, en realidad, Leslie suele llenarse la boca diciendo que ella es todo un encanto. Que es agradable y divertida. La castaña suele admirarla, puesto que ella es la capitana del equipo de porristas. Claro, si supiera que en realidad es un asco de persona no le agradaría tanto.

Intento pasar de ella, pero su brazo derecho en mi hombro me lo impide.

—Brookie —me llama, su tono de voz burlándose de mí. Sonríe con veneno—. Escuché que tuviste un par de problemas en la clase de gimnasia ayer.

Maldito Arthur Anderson por lanzarme una estúpida pelota en la nariz y maldito entrenador Lewis por enviarnos a la enfermería. Me encojo de hombros con la vista clavada en mis pies.

—Eso no fue nada bueno de tu parte. Causarle disgustos a mi novio. ¿Te imaginas? Tener que acompañarte a la enfermería debió haberle dado asco.

De repente, me vuelvo pequeña y todo mi cuerpo comienza a temblar. Las lágrimas luchan con salir por mis ojos, porque yo sé lo que viene, pero me ordeno a mí misma que esa rubia jamás me verá llorar

—Debería castigarte —continúa—, ¿Qué te parece una visita guiada a los sanitarios? —«Por favor, no». Suelto un suspiro cuando hace una mueca con sus labios—. No, sinceramente no tengo ganas de eso. Mejor dame tu mochila.

Tambaleo.

—Selina...

— ¡Que me la des! —Se queja, dando una fuerte patada al piso.

Se ve enojada, sus ojos se encuentran rojos y hay notables ojeras debajo de sus ojos. Sé que molestarme solo es una forma de desquitarse por sus problemas, pero eso no lo justifica. Mordiendo mi labio inferior con fuerza, asiento y le tiendo mi mochila. La observo quitar mis carpetas y hojas sueltas sin importancia, también algunos de mis libros, pero puedo sentir el corazón en la boca y latiendo acelerado cuando llega al único objeto que anhelaba que ignorara.

Mi carpeta de dibujo.

No solo mantengo mis proyectos de arte allí, sino mis dibujos personales... muy personales.

—Oh, que bonitos dibujitos —se burla, quitando uno por uno. Muerdo la parte interior de mi mejilla intentando no soltar una cascada de lágrimas por lo patética que me siento. Se lo que se viene, y sé que ha llegado a el dibujo en cuanto su rostro se ilumina y sus ojos viajan los míos con burla—. Mira lo que acabo de encontrar.

Me tiende una hoja que había coloreado hacía unas pocas semanas en una noche de desvelo y que mantengo en secreto por las burlas que puedo obtener por él. Los trazos son delicados, pasé horas haciéndolo. Los rasgos marcados, la nariz respingada, los ojos verdes intensos.

Maldita sea, es un dibujo de Jake Lancaster.

Suelto un sollozo cuando me arrebata la hoja y la rompe a la mitad mientras se ríe en mi cara. Cierro mis ojos con fuerza, aunque en realidad estoy agradecida de que no se lo quiera mostrar a todo el mundo. Mi pecho se aprieta con fuerza, y siento la humillación escapándose por cada poro.

Desastrosa perfección (AD #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora