Siglos pasaron desde que el último ser humano me trajo bendiciones, parece que como ha la mayoría de cosas simplemente me han olvidado.
Yo que les defendí férreamente en contra de los deseos de mi amo, depositando mi esperanza en que tan sólo uno fuera distinto al resto.
Solo que uno me mostrara bondad pura en su corazón erradicaría el resto de los pescado cometidos por cientos de generaciones criadas bajo el miedo y el odio.Pero no fue posible ni tan siquiera un niño era puro del todo por culpa del mal que le rodeaba. Ha este paso
todos terminarían ardiendo en las llamas del purgatorio.
Pero como si de un milagro se trata apareció él.Como el último haz de esperanza, como el último suspiro de la humanidad para intentar salvarse de su completa aniquilación.
Nacido de los llantos de la gente del mundo adquirió un corazón nacido del dolor y al ser bien guiado por mis directrices y la de los pocos aliado que me quedaban equilibró la balanza.
