Por una vez te gane, Dazai

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—  ¡Te juro Dazai, que te acabaré contigo!

—  Siempre dices eso, Chuuya.

Es bastante irritante tener que escuchar decirme eso y no puedo evitar taparme los oídos porque lamentablemente, tiene razón.

Desde que él y yo éramos el dúo más temidos de la Port Mafia. Dazai siempre ha sido un estratega maestro; su manera de detectar las mentiras, de engañarte con su singularidad y molesta actitud y lo que más representa de este ser, es su indiscutible forma de hace las cosas aparte de querer quitarse la vida.

Sin embargo, el día de hoy pude descubrir susverdaderas intenciones.

—  ¡Dazai! Esta vez te haré pagar todo lo que nos hiciste ¡Maldito traidor!

Él y yo nos encontramos en un callejón ciego, en el cual me enviaron para matar a unos delincuentes que le deben dinero a mi jefe pero no sabía que Dazai está en su búsqueda ya que estos tipos, también están envueltos en un caso de robo de joyas. Supongo que con ese robo le pagarían a mi superior.

Sus ojos color miel, me mira con una sensación de arrogancia combinada con ¿dolor?

— Eres un miserable—le dije

Corrí a gran velocidad para estamparle mi puño contra su cara, haciendo que pierda el equilibrio, sin embargo, aproveche esta ventaja para levantarlo con mi mano derecha y con la otra mano cerrada a punto de clavarle en la cara. El semblante de este hombre es extraño.

— ¿Qué pasa maldito traidor? ¿te disloque el orgullo?

— Es... todo... lo que tienes Chuuya —me dice intentando articular palabras- Siempre tan predecible, tan terco, tan intenso, tan volátil.

— ¡Cállate! ¡Tú no sabes nada de mí!

— Conozco todo sobre ti Chuuya, más de lo que tú te conoces.

— ¿En serio? O es otra de tus "labias" con la que usas para coquetear con mujeres.

— Te he observado de pies a cabeza, tus pros y contras, tus quejas y tus alegrías. Eres más que un simple perro callejero que tiene miedo, por eso, muestras los dientes para que nadie te haga daño y p...

Antes que digiera otra estupidez, volví a golpearlo pero esta vez lo estrelle contra la pared del callejón, caminé sosteniendo mi puño, hasta hacerlo estrellar contra su cara.

— ¡Cállate!, ¡Cállate!, ¡Cállate! ¡Tú no sabes nada de mí! Tú no sabes, lo que tuve que pasar para poder llegar hasta donde estoy. Tu solo piensas en ti, jamás te importamos, jamás te importe. Yo que te consideraba mi hermano, mi amigo, mi...

— ¿Amor? Chuuya... acaso tú.

— ¡Cierra la boca! — seguí golpeándolo hasta hacer que su rostro cambiara de color, de pronto, sin querer y dejando que mis sentimientos hablara, comencé a llorar sin darme cuenta.

— Chuuya... lo lamento- me dice con los ojos hinchados por mis golpes.

Dazai se levantó como pudo, poso su mano en mi hombro la cual rechace con frialdad. Lo menos que quiero es que sienta lastima por mí.

Me seque el rostro, acomode mi sombrero y le di la espalda para seguir mi camino.

De repente, siento mi brazo sentarse y en cuestión de segundo mis ojos observa la camisa blanca llena de sangre de ese hombre; pude sentir como sus brazos me rodeaban y como su rostro reposaba en mis hombros. Sentir su respiración era una sensación indescriptible haciendo que mi corazón latiera a mil por hora. Luego, percibí como aliento penetraba mi oído

— Chuuya, mi cachorro callejero- me dice susurrándome al oído- sé que te has vuelto todo un sabueso adulto. Eres mí más preciado tesoro y recuerdo que tengo cuando estuve en la Port Mafia. Tal vez mis palabras no sea suficientes para expresar lo que siento pero tratare de que mis acciones sean lo suficientemente sinceras para demostrar lo que siento por ti

— Da...zai

Este imbécil, acaricio mi rostro y me dio un beso. De esos tiernos que le darías a cualquiera pero estoy harto de ser un cualquiera. Aproveche que nuestros labios estaban juntos para realizar mi estrategia, hice que su lengua danzara con la mía hasta hacer que sus besos fuese más intenso. Mis manos abrazaron sus caderas acercándonos y para terminar con esta declaración de "afecto" mordí su labio inferior y lo mire con mucha arrogancia.

— Vaya Chuuya, has aprendido mucho- me dice con arrogancia. Eres un mal nacido Dazai

— Pues sí, he aprendido mucho en tu ausencia pero besar a un mora podrida como tú no era parte del plan – le sonreí con timidez

— Cabe mencionar que tú me convertirte así, es decir, que te gusta las moras ¿pensé que las odiabas?

— Las odio, pero tal vez por lo de hoy, hare una excepción- le sonreí con picardía.

— Perdóname Chuuya.

— Ya, cállate Dazai, no digas nada. Creo que ya quedo claro. Quedo claro que en verdad yo...

En ese momento, Dazai se desmayó. Ya se me hacía raro que no cayera después de la paliza que le di.

— ¡Estúpido! ¡Te tenías que desmayar justo ahora, hijo de la grandísima verga!

— Por eso te dije — me dice ya en el suelo- perdóname Chuuya, creo que esta vez tendrás que llevar a un hospital

— Tsk, imbécil, pero conste que te saldrá caro.

— Lo sé pero— lo levanto para cargarlo en mi espalda- no me molesta en pagarte el favor

— ¿en serio? Estas dispuesto a pagar

— Si, con lo que tú quieras, mi hermoso pequeño sabueso.

— Entonces si te pido que...me digas ¿que soy mejor que tú lo harás?

— Eso ni en tu sueños...

Le golpeo el estómago con el codo haciendo que pierda el conocimiento, aunque ante de dormirse dijo...

— En lo único que eres bueno, es en hacerme sentir que mi cuerpo se vuelva fuego, ni una mujer me ha hecho sentir te esta manera. Espero que cuando lleguemos a tu casa, seas bueno en otras cosas, mi lindo Chuuya.

— ¡Maldito miserable! Ya verás cuando lleguemos a casa...

Por una vez te gane, Dazai (Soukoku)Where stories live. Discover now