Especial de San Valentin

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El vino lo causo todo

Una historia de dos personajes de D&D

May x Yiro

¿Quien diría que un comentario jocoso armaría tal problema?

Estando en la taberna luego de otra exhaustiva misión, fue ni mas ni menos que a Gloxinia a quien se le escapo la curiosidad...

.-"Me pregunto.... ¿Acaso habrá una diferencia en el aguante alcohólico por raza?"-. En ese momento estaba en su forma de Otoño, observando una de las enormes jarras de cerveza que se servian.

Solo eso basto para una loca discusión de quien aguantaría mas.
Unos mantenían que quizá el DragonBorn o el Tiefling tuvieran mayor aguante.
Otros opinaban que los Elfos podían tenerlo.
Y en algún momento salio un comentario que destruyo la paciencia de el Tielfing.

.-"Estoy seguro de que May tiene mas aguante bebiendo que Yiro."-. Dijo Gloxinia entre pequeñas risas, obviamente esperando una mala reacción.

Que obtuvo.

El descendiente demoniaco respondió molesto.-"Es una idea ridícula, que una mujer como ella tenga mayor aguante que yo."-.
No lo dijo con mala intención, ni tampoco con la idea de ser cruel con la druida, por el contrario, el ser de ojos dorados tenia un cierto aprecio, quizás incluso agrado por la elfo de los bosques.

Su argumento se baso, en que la Elfo era de aspecto delicado y fragil, a pesar de haber sido capaz de tirar al piso a una Naga estando solo en forma de lobo.

Aun así, el comentario hizo que la castaña se sintiera terriblemente ofendida.-"¿Asumes que, por mi raza o mi complexión o mi genero, no puedo tener más aguante que tu?"-.

La voz de la fémina fue calmada, pero se notaba la ofensa que se resentía en su tono.

Pero quien puso el clavo en el ataúd fue ni mas ni menos que Hado, el Gran Elfo.
.-"No seria de sorprenderse en realidad, aunque ¿Quien sabe? Tal vez la dama tenga un mayor aguante que el demonio mismo."-. Su comentario si bien, fue mas introspectivo que otra cosa.

Y eso basto, para que el Tiefling se disgustara aun mas, y anunciara que de una vez por todas, probarían quien de los dos tenia mas aguante.
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Vino tras vino, licor tras licor.
Los compañeros se habían retirado del lugar y los restantes estaban en la contienda.

El vaso cayo, Yiro no pudo mas, mareado y alcoholizado, May fue la vencedora.
La druida ni se había inmutado por el alcohol en su sistema, aparentemente, sus pálidas mejillas ahora estaban rojizas, contrario al Tiefling quien no podía ni levantarse de la mesa.
La cola roja se movía de lado a lado demostrando que si estaba consciente, solo que su equilibrio estaba afectado a tal punto que le costaba levantarse.
Al final la dama termino llevando al ser abismal a la habitación correspondiente, y aunque luchara por que el se acostara a dormir y pasara la embriaguez pero...

.-"Noo quieroo~."-. La bebida había transformado al paladín infernal en un niño pequeño y quejoso.

La joven estaba al borde de perder la paciencia, tomando en cuenta que ella también estaba en un estado importante de embriaguez.-"Agh! Vamos haré lo que quieras con tal que te acuestes de una vez."-.

.-"Yo dije que no."-.

En este punto la chica termino aprovechando el estado de embriaguez de su compañero y de un empujón, lo acostó forzadamente en la cama.
Pero, a raíz de esto, ella quedo encima de el, como si lo montara, tratando de que se quedara quieto, pero siendo casi imposible por la diferencia de fuerzas.-"Nooo, Nooo, estoy incómodo."-.

Fue la excusa que dio el demonio, la chica exasperada le respondió.-" Si te quedas tranquilo, puedo quitarte la armadura."
Al escuchar la promesa de comodidad, finalmente el Tiefling dejo de forcejear.
La oji-gris suspiro, tratando de calmar su ligero mareo, y comenzó a quitarle las piezas de la armadura a su fornido compañero.
Las piezas metálicas fueron cayendo poco a poco, a pesar de no ser verdaderamente pesadas, la druida no era una alguien muy fuerte físicamente.

La simple camisa negra que llevaba debajo se abrió con facilidad, dejando a la vista una musculatura que era fácil adivinar su existencia pero era extraño el verlo en esa piel roja propia de un Tiefling.
El rostro de la joven se tiño de rojo, se sentía extraño para ella, ya que de por si ella sentía cierta atracción por el paladín.
El impulso de pasar sus manos por aquel pecho era difícil de resistir, el cuerpo de aquel ser cornudo era tan cálido y agradable, lo sentía desde el punto donde sus piernas tenían contacto con las de el, por encima de las ropas masculinas, ya que las piernas de May están perpetuamente desnudas debido a la aireada ropa elfica/druídica.

Repentinamente, el semi demonio pareció volverse consciente de la posición en la que se encontraba y miro casi con fijeza a los grises ojos de la chica, de no ser por su estado alcohólico claro.
Curioso, si bien, a Yiro le molestaban los elfos hasta cierto punto, no los odiaba, pero solían molestarle, May siempre fue diferente y eso le agradaba, era curiosa y no temía un buen reto.

Atontado, la tomo de la cadera, se le hacia tan extraño el ver a una elfo con cabello oscuro y ojos grises.

Solo podía pensar en que ella era extrañamente bonita, fuera de los canones normales de belleza elfica hasta cierto punto.
El movimiento hizo que la joven perdiera el equilibrio y cayera en el amplio y cálido pecho del contrario, quedando frente a frente.
Con el alcohol quitándole la cordura y la cercanía tan tentadora, termino siendo la druida quien uniera sus labios.
Eran algo torpes, ella nunca había besado antes y el estaba bebido, los recuerdos del pasado estaban enterrados muy lejos de la mente del paladín, quien solo atinaba a corresponder el suave pero excitante contacto con los labios ajenos.
Las manos de ella terminaron posándose con timidez sobre el pecho descubierto, acariciándolo, haciéndole sentir leves cosquillas, extrañamente agradables.

Perdido por el alcohol, una silenciosa ansia por ese cariño, comenzó a surgir en el, dejándose llevar por aquellas amables manos. Dejando caer la sencilla camisa negra que tapaba su torso.
Dejándose llevar por el calor, tanto May como Yiro dejaron caer lo que quedaba de sus vestimentas, para sorpresa del Tiefling, fue la chica quien se llevo las riendas de todo.

Beso, lamió e incluso mordió un poco su cuello y torso, guiándose por la agitada respiración del paladín, quien logro la hazaña de mantenerse sentado cuando la castaña casi llega a su hombría, se notaba la timidez de la chica en ese punto, pero ninguno de los dos se echaría atrás ahora.
Lentamente, la druida se posiciono sobre el, y fue bajando suavemente, haciendo que entrara en ella.
Algo torpe, ambos se movieron sin ningún ritmo real, probando la sensación deliciosa.
Jadeos y gemidos se escapan por ambos labios, unos mas quedos que otros.
Excitación, emoción, adrenalina y mas sensaciones nuevas y extrañas se cruzaban.
No paso mucho para que alcanzaron el clímax y la druida termino durmiendo en los brazos cálidos del Tiefling.
Todo a causa del vino.
Seria una muy interesante mañana.

Feliz día de San Valentin

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