Capitulo III: Al contacto, dolor latente

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Despertar... Saber que seguía vivo, a veces era lo único que le hacía sonreír durante todo el día, aunque realmente no encontraba un sentido o camino al cual supiera dirigirse.

Volvía a estar solo, había niebla en la fresca mañana, sin percibir algún movimiento de nuevo en el agua. Esperaba que no hubiera alucinado después de todo... Aunque una voz le sacó de sus pensamientos.

—Jaime... Estas tardando... ¿Sabes...? — Era uno de ellos, del mismo clan del aquel dragón, un cazador. Tenía las piernas flexionadas en una de sus ramas moviendo con ligereza su cola. Este, poseía dientes más afilados y grandes, así como sus cuernos, esto, era símbolo de la edad que fácilmente se diferenciaba a la de Jaime al menos 7 años mayor que él.
Una risa resonó en la niebla al desaparecer y aterrizar en la arena frente a él. Alrededor de unos 30 cm de diferencia tenían uno con otro, pero a Jaime no le importaba alzar la mirada frente a sus superiores, puesto que no tenía miedo alguno— Es imposible que no salgan del lago, en algún punto lo harán.

—Y sé que así será; es mitad del año... Se aproxima su temporada... Saldrán..— Habló sin titubear, más no se sentía del todo seguro, o más bien, concentrado.

—Más te vale— Respondió el otro con indiferencia, dándole un golpe en el pecho antes de desplegar sus alas y salir volando de ahí.

Solo tuvo unos cuantos segundos a solas, dejando salir un pesado suspiró hasta que escuchó la voz de Bart llamándole a lo lejos; tenía algas en la mano que le saludaba desde las aguas del lago tan formidable.

—¡Jaime! — Se podía observar una alegre sonrisa en su rostro, donde podía sentir la calidez no importando la distancia.
El pelirrojo se acercó lo más rápido que pudo hasta llegar a la bahía, donde fue saliendo de a poco, evitando  que Jaime le ayudara, esto principalmente era por cuestiones de sí mismo, intentando probar que podía con ciertas cosas solo.

El mayor se pusó de rodillas frente a él, observando con curiosidad, más un respingo hizo que cayera hacia atrás cuando notó el rostro ajeno tan cerca de él en el momento que Bart había alzado la mirada.

—¿Jaime? ¿Te encuentras bien...? —Preguntó acercándose lo más que pudo, y como un niño pequeño, le tomó de las mejillas apretándolas un poco.

—Ah...Si... Descuida... ¿Qué traes ahí..? —Dijo tomando las manos del menor, separándolas de su rostro, pues no estaba tan acostumbrado a esos tratos.

—El desayuno, tonto... —Rió inocentemente dividiendo aquél apetitoso alimento para él y que Jaime también tuviera una parte— No quería que te quedaras sin comer así que... Adelante, disfrútalo — Y sin más, se llevó a la boca algunas algas que eran un manjar exótico en su mundo.

Sin embargo, Jaime miraba con algo de asco y repulsión aquello, pues definitivamente no era vegetariano, y mucho menos le agradaría un alimento tan salado como las algas. Pero, solo para darle gusto a Bart, así lo hizo, llevándose con lentitud parte de esta; en sus ojos se podía notar el esfuerzo que hacía para masticarlo, y tragó profundo aquel bocado, intentando sonreírle.

De repente, hubo un silencio por un par de segundos, hasta que Bart no pudo retener su risa por más tiempo y aquel ritmo sonoro como una melodía, resonó como un eco; pero Jaime estaba totalmente confundido ante ello.

—Yo ah... —Fue interrumpido por el pelirrojo aún riendo, intentando encontrar las palabras para proseguir.

—Lo hiciste... De verdad lo comiste — Dijo cubriéndose la boca totalmente alegre. El mayor le observaba, le parecía realmente adorable aquella expresión aunque no comprendiera el por qué.

—Pues... Debía hacerlo yo... Era un gusto probarlo...—

—No, no es cierto... Tú solo comes carne... —Jugó con sus propias manos con timidez y un tanto cohibido— Solo lo hiciste por qué yo te lo pedí... —Sonrió ladino, dejando salir un suspiro.

Jaime no podía replicar nada, era cierto, esa era la simple y sencilla razón de su acto— Entonces... Si sabes lo que soy ¿Por qué me lo diste..? ¿Y por qué hablas conmigo..? —Preguntó tomándole de las manos aprovechando que Bart estaba un poco distraído.

El tierno tritón levantó la mirada, observándole con sus ojos esmeralda y esbozó una inocente sonrisa.
—Bueno... En primera... Creí que sería una muy buena broma si funcionaba —Otra risilla más escapó de sus labios rosados— Y segunda... Yo sé que eres un cazador... Pero, después de todo, nunca hago lo que me dicen. Y tú ya me abrías comido ¿No crees? —Dijo con naturalidad, quizás demasiada para esas palabras que incluso a Jaime le desconcertaron un poco, creando  remordimiento.

Bart se quedó callado por unos segundos al ver que el mayor no respondía, así que con una de sus manos, le tocó la nariz con su dedo indicé de una forma simpática, a lo que Jaime respondió con una cálida sonrisa.

—Bart... ¿Te puedo preguntar algo..? —

—Claro, lo que sea—Sonrió cordial esperando aquella cuestión.

—He sabido que varios de ustedes salen a la superficie pero... ¿Por qué lo hacen...? —

El pelirrojo infló sus mejillas, intentando buscar una buena forma de explicarle, hasta que se relajó, paseando sus manos por el torso del contrario contrario como si de un juego se tratara.

—Nuestra raza... O bueno... Algunos... —Por no mencionar sobre qué él era alguien de la realeza, por supuesto, eso Jaime ya lo sabia— Tenemos la tradición de reproducirnos fuera del agua... Eso se ha hecho por mucho tiempo debido a la unión de ambos reinos... Ya sabes... Con los humanos... Por eso es que yo parezco un poco más humano que a cualquiera que veas debajo del agua, ellos tienen toda la piel azul o lila.. Incluso verde... Ya sabes... Más como peces —Rió inocentemente— Y es... Por eso...

—Y tú... ¿Lo harás...? —Le miró a los ojos esperando su respuesta.

—Uhm? Yo... Tener piernas ah... Supongo... Las tendré cuando tenga 16 años...—Jugó sobre las cicatrices de Jaime con sus dedos, delineando cada una de ellas.

—Bart...—

—¿Qué sucede...? —Preguntó un poco distraído—

—Eres muy lindo...—Lo había dicho sin rodeos, y con una mirada muy decidida.
Jaime le tomó de la mano, acariciandola sintiendo las delgadas escamas que poseía.

Bart se quedó callado, ruborizándose mucho por eso, jamás le habían dicho algo parecido... Y... Esas caricias... Le hacían cohibirse demasiado— Tú... —

La voz de el pelirrojo fue rota en un grito de dolor, una especie de arpón había sido lanzado directo a la cola de este, enterrándose con el filo.

—¡¡Bart!! —Gritó preocupado pero a la vez con furia. Mataría a quien se había atrevido a disparar.

Comenzaban a atraer a el menor con el arpón, a lo que Jaime impidió al abrazarle, no quería lastimarlo, pero tampoco quería que se lo llevaran.

—Ayúdame Jaime... ¡Duele! ¡Duele mucho! —Pidió a chillidos bastante tristes que a cualquiera le dolería escuchar aquella pena.

—No te voy a dejar, no te voy a dejar.. —Se aferró fuerte a él. Una idea surgió, y lanzó su aliento ígneo hacia la cuerda del arpón para que dejaran de jalarlo, pero el filo aún seguía atravesándolo—Te tengo... Te tengo...—Dijo desesperado, pero en ese momento, otro arpón fue lanzado, esta vez en dirección al hombro del mayor.

—¡Jaime! —Como pudo, Bart se agarró con más fuerza de él. Aquel dragón estaba más que furioso, principalmente por el daño a su tritón. Rompió el arpón con su propia mano, dejando salir el filo.
Así también lo hizo con Bart para quitarle aquella arma, pero estaba muy herido.
Comenzaron a resonar las pisadas de quienes habían hecho eso... Eran humanos, pero cazadores de criaturas míticas que se acercaban a lo lejos con más arpones.

No quería hacerlo en frente de Bart... Pero debía... Suspiró hondo, llevándose al pelirrojo a su espalda, y al cerrar los ojos, su cuerpo se fue transformando en un dragón oscuro de más de veinte metros con algunas escamas brillosas de color azul.
Bart estaba sobre el lomo de aquella bestia, abrazándose de él sin creerlo.
Aquel muchacho lucharía contra ellos hasta asesinarlos...

—¿J-Jaime...? —

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⏰ Última actualización: Apr 24, 2019 ⏰

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