Union of the snake. (La unión de la serpiente)

1. El ave oscura.

Y el cuervo dijo...

"Nunca más."

Dedicado a una persona que le gusta ukear a Jotaro, no tengo idea de como te llamas aquí y me encanto el dibujo que publicaste en el grupo de Kakyoin sometiendo a Jotaro, espero que esto te agrade y espero que me salga bien, con amor Jake_MuyHombre.

Una luz violeta le seguía por su andar, inexpresivo y sereno, Hierophant el soldado de las serpientes seguía al cuervo.

Las señales entre sus pasos, la marca rastrera entre gruñidos, un ligero desliz llamó poderosamente la atención del ave negra, encantado por la bravura maligna de las luces rosas, del ondula miento rojo. Con movimientos suaves y finos, hipnóticos ante sus ojos verdes que brillaban en demasía.

La unión de la serpiente lo encontró, encontró el tan ansiado cuervo perdido entre el dulce y delicado encanto de Hierophant, un chico tan blanco y con sus ojos violeta lo miraba salvaje entre el éxtasis de la nube rosa, atrapándolos en un mismo circulo, como en un combate cuerpo a cuerpo, la serpiente contra el cuervo.

La pequeña ciudad se encontraba en un extraño sentido, la primavera pareció interrumpir la estadía humana. Los jóvenes comenzaban a experimentar un limbo social, un placer sexual comenzaba a tomar posesión de cuerpos frágiles y perdidos.

El libido comenzaba de manera casual, el toque entre cuerpos para terminar en la soltura del cuerpo y la pasión alta. Susurro de placer,  el coqueteo con las manos y las cinturas alejadas al movimiento casual, era como una maldición, como un derroche pasional que controlaba cada cierto tiempo. Una unión rastrera , una unión como la de las serpientes.

Jotaro por el contrario, comenzó a sentir cierto fastidio, era común que en primavera se desatara el tumulto adolescente. Poco a poco, otras cosas parecían evidentes más allá de lo indecente que llegaban a ser algunos, un comportamiento pasional de una noche, que solo los jóvenes sentían, era como enamorarse por solo un día para jamás volver a ver dicho cariño, todo en un mar de deseo, no había palabras de por medio, la acción daba a la reacción.

Las noches eran cálidas, la gente no veía aquello que no quería ver. ¿Porque Jotaro podía verlo? No solo eran chicos de su edad, había una especie de olor y rizos rosas que atrapaban el cuerpo y te empujaban a ciertos actos, como serpiente...

-¡Por la unión!- entre túnicas color magenta se ocultaban las serpientes, el ascenso de la unión, el hilo rosa parecía no afectarlos a ellos.

Personas bastante hermosas, finas, con rasgos puros y únicas, albinos y morenos, parecían compartir un único detalle, aquellos hermosos ojos violetas. En particular, el más joven de todos, que sostenía la copa de vino con desagrado pero sonriente a la emoción igual. Su tunica cubría parte de su rostro, dejando ver su piel blanca y sus labios rojos, sus ojos en luz neón, un lazo verde le rodeaba el pecho como un tentáculo que parecía girar al rededor de su delgado cuerpo que lo protegía.

-¿Y a todo esto, no hay rastro del cuervo?- pregunto uno de ellos, creando un silencio.

-El cuervo no aparecerá, nuestro Hierophant es único.- señalo al chico con el lazo verde.-Tiene poderes más allá de lo que comprendemos, y a estado atentó, nadie ha dicho nada, el cuervo nunca más aparecerá.

Esa misma tarde, solo en la biblioteca escolar, el muchacho miraba los besos freneticos de sus compañeros. Completamente solo, mirando la inmensa estantería de libros, solo su suantario donde podía hacer lo que le plazca, bajo sus brazos lentamente, su mano blanca comenzó a atorarse sobre su cintura. Sus dedos bajaron en coqueteo a su entre pierna, fue fugaz el toque, su otra mano se dirigió a sus labios rojos los toco con fragilidad pero se detuvo. ¡No era digno! Masturbarse como aquellos pobres diablos, no podía hacerlo, su cuerpo era sagrado, no podía tocarse mostraba desesperación y...