"Yo soy el que se alimenta de los débiles, soy el hijo, me has invitado a quedarme tan puro y bendito...soy el único...lascivo." -
Advertencia, lo que vas a leer no esta recomendado para menores de edad, se recomienda discreción y que envíen sus nudes.
La bruma carmesí levantándose, la oduluación color sangre cautivaba sus ojos verdes, los mordiscos en sus labios hinchado y ensangrentados, una danza entre el humo rojo, algo tras el misticismo, tras aquella frágil y tenue figura.
La unión se había enterado de cierto encuentro, un aire de reproche bajo la sonrisa burlona del sacerdote, bajo aquella apariencia dulce y pura se encontraba algo más allá que la bruma carmesí podía hacer. Un apetito humano despertó en el joven sacerdote, castigado, pecador, impuro bajo sus labios rojos sonrientes, mostrando los dientes, la abstinencia de la unión contra el único lascivo.
Tan solo recordar sus gritos ahogados, su piel morena bajo sus manos y su sonrisa tras las lagrimas, aquellos hermosos ojos verdes que solo podían verlo con ternura.
La unión entre mascaras, escondidas en sombras negras, lo único que llamaba la atención era aquella ondulación roja. Insano, pútrido y hermoso niño que ante la unión parecía no comprender su pecado. Dudaban, ellos y cada uno de los miembros eran puros, sin mas que rencor a un deseo mortal.
Soltando su cuello dirigió sus manos al enorme pecho que exhalaba e inhalaba con dificultad.
-Mi hermoso cuervo.- posando sus dedos sobre aquel rostro que permanecía agitado, tras aquellos parpados esa mirada cálida y compasiva.-Vendrán por ti.
-Haz que valga la pena, mi serpiente.- lo decía en un tono tan bajo, seguro y efímero, un pacto vocal para la unión no solo era inválido, era la perdición para aquel que lo confirmaba.
Los ojos violetas de Noriaki se tornaron agresivas, tener bajo su posesión a aquel hombre, sentir el miedo en sus palabras y ver sus torpes acciones de defensa. No importaba si era la máxima autoridad entre la unión, con o sin ella nunca hubiera sido el chico malo, pues para todos era el puro y justo, bendito hijo, lo único de "maldad" en él era ser poseedor de sus bellos y ondulados cabellos rojos.
Posó sus delgados labios en la mejilla de Kujo, metiendo su mano por debajo de la camisa subiendo a sus senos, tocando sus pezones erectos, solo caricias, quería disfrutarlo, sentir los suaves y lentos suspiros del moreno, tiernos y suaves, tan puros ante aquella apariencia varonil y destructiva. En acto seductor coloco su vientre en cima del miembro de Jotaro, moviéndose en ocasiones en círculo despertando la agresividad dentro de Kujo.
Bajo sus ojos violetas podía ver cada uno de aquellos que lo apoyaron, que le respetaban, decepcionados, mordiéndose los labios y deseando que ellos pudieran disfrutar de aquel acto, aquella danza pasional y perversa.
-¿Cómo te llamas, mi querido cuervo?- le preguntó mientras besaba su cuello.
Entonces sintió como aquel hermoso muchacho tomaba fuerzas, sus manos se posaron en su delgada cintura, mojando sus labios con aquella gruesa lengua.
-¿Tanto te interesa saber?
-Mi estrella.- movió algunos cabellos negros para atrás.- No te opongas.
-¿Cómo se que esta no es una penitencia?
-Las penitencias no se hicieron para disfrutarse.- poso su lengua remarcando aquellos labios.
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Union of the snake. (La unión de la serpiente)
FanfictionJotaro Kujo, un estudiante de preparatoria comienza a ver en su ciudad natal un extraño comportamiento en hombres y mujeres, en sus compañeros de clase. Ha caído el año de la serpiente y parece que es el único que sabe de esto y puede acabar con est...