Capítulo 2: Algo ahí

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Capítulo 2: Algo ahí




Madie



Durante todo el camino estoy callada. Apenas y pronuncio palabra, Kristen escucha música y juega en su consola, yo intento editar fotos que me tome en Nueva York pero de vez en cuando me distraigo observando disimuladamente a Steve hablar de un modo que me resulta coqueto con Catherine y ella se mantiene en la onda con él. Si me pongo empática puedo comprender que lo suyo es como un libro abierto en el que solo se ha escrito un párrafo y aún le falta camino por recorrer. Sin embargo, su relación podría ser corta, ella podría olvidar darle su número o ser terrible en el sexo o mala persona. Claro, todo esto son solo teorías que, si soy sincera, me hago para no perder las esperanzas que tanto tarde en conseguir. Todavía no me voy a echar para atrás.

Guardo el teléfono en mi bolso— ¡Ey! —exclamo para obtener atención—Entonces Catherine ¿vives con tus tíos? –Intento sonreír pero sale forzada así que la borro.

Me ve por el espejo, frunce el ceño antes de responder: —No, cómo crees —centra su atención en Steve—mi mamá rentó un apartamento realmente lindo cerca de la playa cuando nos mudamos pero como decidió irse de Los Ángeles el mes pasado vivo sola.

— ¿Y eso por qué? —insisto.

¡Quita tu mano del brazo de mi mejor amigo, perra!

—Cosas del trabajo—se encoje de hombros.

— ¿Aún es maestra de baile? —–interviene mi amigo entrando a una urbanización de clase media-alta que luce impecable con casas modernas y poseen un toque modesto.

—Aún, —confirma—ambas tenemos una pasión por el baile—sonríe como si se sintiera orgullosa.

Voy a hablar pero Cath me detiene informando cuál es la casa de su tía, antes de salir intercambian números telefónicos. Gruño en mi mente por eso. 

Pasan unos minutos de silencio hasta que Steve anuncia que tiene hambre y Kristen concuerda con él por lo que paramos en una cafetería que le recomendó Ivonne. Debo agregar que me parece que tiene un estilo elegante y lujoso; las mesas están separadas por varios metros entre sí ya que el concepto es abierto con pisos y paredes de madera fina de tonos grises, ventanales donde se puede ver una bonita fuente, techo alto donde cuelgan unas lámparas que dan buena luz aunque afuera se halla un ardiente sol. Hay siete mesas ocupadas por lo que me parece que esta es una hora congruente para venir y conocer personas a pesar de que no estoy en ese plan.

Nos sentamos alejado de los ventanales y los tres tomamos un menú.

— ¡Caramba! Con estos precios me alegra que poder ser cantante—alega Kristen, las clases de matemática y la ayuda que me da después de ir al cajero automático está teniendo efecto en su cerebro. 


El descubrimiento de Kristen trajo un gran levantamiento en la economía de ambas, y Steve, aunque por ahora está desempleado, sus estudios de Contaduría le han abierto varias puertas por lo que podemos costear cómodamente la estadía en un lugar como Los Ángeles. Además, trabajo como maquillista profesional y de efectos especiales en una película de zombies en este momento, admito que es súper divertido. En fin, los talentos de cada uno traen buenos frutos cuando se les da rienda suelta, por decirlo así, los tres tuvimos la dicha de poder seguir nuestros sueños y es algo que siempre voy a agradecer con todo mi corazón.

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