Pяσ́lσgσ υиσ

227 17 5
                                    

Min Yoongi

Sobre el podio*, vestido de gala, con un ramo de rosas blancas en su mano derecha y su celular desbloqueado en la otra, se encontraba el joven rubio Min Yoongi. Levantó la mirada hacía los presentes, quienes esperaban atentos que comenzara su discurso.

— Gracias a todos por acompañarme el día de hoy —sonrió dolido, o al menos eso intentó aparentar—. Mi padre, fue un gran hombre...

Mentira.

— Estoy seguro que donde sea que se encuentre, seguirá haciendo el bien y ayudará a todo aquel que más lo necesite, como hizo siempre. —otra sonrisa fingida surco su rostro. Levantó su vista, observando a todas y cada una de las personas que se encontraban en el velatorio del hombre que cuidó de él los últimos once años.

Sus compañeros del trabajo lloraban desconsolados, más las mujeres ''¿Se habrá acostado con ellas igual que con la hija de la vecina?'', se preguntó, riendo después por lo malo que se había sentido al imaginar eso estando en la iglesia.

Si de algo se arrepentía Min Yoongi, era de no haber matado al desgraciado de su padre cuando tuvo la oportunidad. No, alguien mas tuvo que hacer el trabajo divertido en su lugar. 

Él sabía que su progenitor había sido el que asesinó a su madre a sangre fría uno de esos días que había llegado borracho a casa. Claro que el mayor intentó ocultárselo por años, pero el pequeño niño estuvo presente aquella madrugada. 

Al escuchar los gritos de auxilio de su madre, se levantó a paso lento de la cama y caminó por el largo y frío pasillo hasta el cuarto de sus padres. La enorme puerta se madera blanca se encontraba entreabierta, por lo que fácilmente pudo observar el interior del cuarto. Ahí pudo divisar la silueta de su padre sobre su esposa, abusando de ella, tratándola como una muñeca de trapo.

La mayor se dio cuenta de su presencia y giró para encontrarse con la mirada aterrada de su pequeño hijo, ella sonrió de la manera más cálida que pudo y susurro un suave ''Vuelve a la cama, tesoro...''. El niño quiso ayudar, pero sólo se limito a cerrar los ojos y pasar de largo la habitación de los adultos. Arrepintiéndose a los minutos cuando dejó de escuchar los gemidos y sollozos de la hermosa mujer que una vez fue su madre, la única que sí lo quería, su mejor amiga, su mundo.

Aquel cerdo al que llamaba padre, creyó que dios perdonaría sus pecados si se convertía en su fiel seguidor. Ayudó a muchas personas, el rubio no iba a negar eso, pero sabia que sólo lo hacía para ocultar que por dentro estaba podrido.

— Saben algo... —continuó después de que aquel recuerdo invadió sus pensamientos, remplazando la mueca parecida a una sonrisa por una real—...me alegra mucho que este bastardo este muerto. —los presentes lo observaron con horror, murmullos y rostros desconcertados se hicieron presentes en la habitación— Por fin Dios le dio su merecido castigo a este hijo de puta, y deseo con todo mi corazón que se pudra en el infierno—dirigió su vista el féretro donde reposaba el cuerpo del difunto y dejó las flores sobre este, sonriendo con ternura al ver la imagen de su padre descansando tranquilamente— Espero que por fin puedas dormir bien y nada atormente tu asquerosa mente. —se acercó al cristal para dejar un casto beso donde quedaba cerca la frente del mayor— Hasta nunca.  

Al terminar aquel ''conmovedor'' discurso, salió de la iglesia entre los reclamos y gritos de todas las personas que querían a su padre. Pero él sonrió, feliz como nunca antes lo había estado, sintiéndose liberado.

.

.

.

Fresh || YoonTaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora