Pяσ́lσgσ тяεѕ

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Jeon Jungkook

Pastillas, alcohol en demasía, estupefacientes, cortes en los brazos... nada servia. ¿Cómo carajos era posible que después de todo lo que había ingerido a lo largo de los últimos tres años siga vivo y en perfecto estado de salud? 

Con recién cumplidos veintiún años, Jeon Jungkook buscaba terminar con su vida, mas no lo lograba. ¿Y por qué quería morir? Fácil...

No tenía nada ni nadie por quien vivir. No tenía aspiraciones ni metas, no tenía nada.

Sus padres lo habían abandonado a su suerte hace más de nueve años y ni siquiera le dejaron dinero. Tuvo que trabajar desde los doce años como cargador de costales en una tienda de materias primas con un salario que apenas le alcanzaba para comprar comida que le duraba mínimo tres días.

Los señores Jeon eran asquerosamente ricos, pero jamás quisieron tener hijos. Su madre lo había dado a luz, sólo porque su religión iba en contra del aborto. Sólo cuidaron de él hast a que, según ellos, ya era lo suficientemente grande para cuidarse solo.

Eran las siete de la mañana y el pequeño Jungkook de apenas doce años ya estaba más que listo para asistir a la escuela, ya había desayunado, traía puesto su uniforme nuevo y él solito había lustrado sus zapatos la noche anterior. Se veía precioso.

—¿Ya estás listo, Jungkook? —preguntó su nana, entrando a su habitación, encontrándose con la grata sorpresa de que el niño ya había organizado todas sus cosas perfectamente dentro de su mochila.

—¡Listo~!—respondió entusiasmado, colgó su mochila en sus hombros y salió de su cuarto en dirección al auto, donde ya se encontraba su padre esperándolo— Buenos días, padre. —saludó en tono bajo, tenía prohibido hablar con aquel hombre a menos que fuera una completa emergencia.

El mayor arrancó sin siquiera dirigir la mirada a su hijo, quien movía sus piecitos de adelante hacía atrás y de vez en cuando los chocaba, riendo con ternura.

Al llegar a la escuela, el pequeño se despidió de su padre y bajó de la camioneta, caminó a paso rápido hasta su salón y una vez allí tomó asiento y sacó sus libretas para comenzar a anotar todo lo que decía el profesor.

A la hora de la salida, el pequeño fue el primero en salir, ya que se había portado muy bien durante el día y esa había sido su merecida recompensa. Había sido un gran día, y hasta ganó una pequeña estrella dorada que el profesor le pegó en la frente por contestar correctamente una difícil suma, estaba emocionado por llegar y contarle a su nana lo bonito que fue su día.

Llegó al lugar donde su padre lo esperaba todos los días en la salida, al no ver su lujosa camioneta decidió esperar unos minutos sentado en la acera. Atribuía el que su padre no estuviera a que él había salido temprano.

Los minutos pasaron. Le preguntó la hora a una señora que pasaba de recoger a su hija y esta se la dió con gusto— Son las doce y media, tesoro. —para después darle una tierna palmadita en la cabeza y alejarse con una sonrisa tomando de la mano a su pequeña. Jungkook suspiro con anhelo, deseando que su madre fuera así de linda con él y también le tomara la mano.

Los minutos se volvieron horas, el sol se escondió y él seguía esperando a su padre en el mimo lugar. Tenía la mirada baja y los ojos llorosos, su estómago gruñía, tenía mucho frío y su padre no parecía estar por ningún lado.

Se abrazó a sí mismo y soltó un largo suspiro, cerro los ojitos e imaginó que su papá llegaba por él con una enorme y cálida sonrisa, se imaginó lanzándose a sus brazos y este correspondiendo a su abrazo con sumo cariño, después vió a su madre, ella sólo tomó su mano y le susurró un suave "Te amo, mi niño~" en el oído.

Fresh || YoonTaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora