Perderte no fue fácil.

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Raphael observo a Simon con un dolor increíble en los ojos, le estaba rompiendo su muerto corazón ver como su esposo sostenía la pequeña y pálida mano de su hijo con tanto amor, que no estaba seguro de poder superar todo esto en más de un siglo.

—Papá—llamo con voz rota en un esfuerzo infinito—necesito que me prometas algo.

—Lo que tú quieras mi pequeño—hablo aún sin poder apartar la mirada de las manos unidas de sus dos ángeles.

—Mírame a los ojos, por favor.

—Raphael obedecedio mirando a su hijo—Dime Jack, ¿Qué necesitas?

—Cuida de Phoenix—murmuro duramente, la garganta le ardía—por favor, hazlo feliz como él me hizo feliz.

La pequeña manita devolvió el apretón, con ojos cansados, voz gangosa y labios resecos aún lucía como la primera vez que lo tuvieron entre sus brazos.

—Todo estará bien, Papi—la vocecita inocente logró que todos los presentes en la habitación rompieran en llanto—no llores. Papá estará triste si lo haces.

—Calma cariño.—Raphael susurro dulcemente hacia él pequeño—Papi solo está feliz de tener un niño tan maravilloso como tú.

—Yo tengo unos papás maravillosos, por favor cuida de mi fénix—sus ojitos se llenaron de lágrimas ya sin la fuerza para sostener su agarre—tío Magnus tenía razón, el cielo se encuentra con las personas que amas.

Y él pequeño cerró los ojos para no volver a abrirlos. Simon sollozo, con lágrimas sangrientas bajando por sus ojos. Raphael abrazo al menor con fuerza, Magnus fue sostenido por Alec que intentaba no derrumbarse. Todo el Dumort se llenó de llantos, sollozos desgarrados y gritos de angustia. Había muerto el bebé de su líder, el pequeño que los hizo sentir más humanos.

Pero que tan desdichado es el mundo, cuando consigues una familia, un bebé al cual cuidar, proteger y amar. Verlo crecer, enamorarse, estudiar, tener hijos y tener nietos. Es cuando más sufres, no habían logrado que creciera lo suficiente para que su pequeño fuera un mundano brillante. El cáncer infantil era más común a su edad, y negarle la mordida para no condenarlo a sufrir eternamente sin salir al sol, fue lo mejor cuando las noticias se les fueron dadas. Habían acudido a Clary, rogaron por ayuda, suplicaron. Pero los cazadores de sombras se lo negaron, no podían interferir en el ciclo vital de un mundano o en asuntos de los niños de la noche.

Luke fue su segunda opción, pero este se ocultó tras las mismas excusas de Clarissa. Negando la mordida para su hijo. Se sostuvo de Magnus que le pedía hacer algo para detener el dolor del niño. Pero ellos se negaron, solo permitiendo que él brujo usará magia para que Jack no sufriera tanto. Lo suficiente como para que su pequeño no pensará tanto en su dolor. Raphael se encerró dentro suyo un par de días mientras que Simon lloraba en brazos del que ahora consideraba como su padre (Magnus Bane) toda la noche y no comía nada durante el día. Pero quién los saco de su etapa de sufrimiento fue Alec, alegando que Jack no hubiera querido verlos así. Que había pedido que salvarán a otro niño que estaba igual de mal y que debían cumplir su palabra. Eso funcionó.

Un castaño de ojos marrones sostuvo el aliento ante los recuerdos (el cual no necesitaba) mientras observaba como su pareja, un chico de ojos oscuros y rizos indomables firmaba un par de papeles. Las lágrimas amenazaban con escapar de sus ojos, pero parpadeó un par de veces evitando dejar ver su dolor.
Apretó la mano que se le fue ofrecida, uso su fuerza sobrehumana, y el agarre se le fue devuelto con una seguridad tan abrumadoramente cálida que no pudo hacer más que sonreír de lado.

—Listo señor Santiago—una voz femenina logro llamar su atención—hemos terminado esto. Es una verdadera lastima que sus padres no hayan aceptado al chico—su comentario fue un susurro tan bajo que si los dos hombres no fueran vampiros no lo habrían escuchado claramente.

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⏰ Última actualización: Sep 01 ⏰

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