Sueños.

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Cada día el sueño era el mismo.Quiero decir, que siempre soñaba desde la perspectiva de un joven que posiblemente era mi yo adolescente, aunque bastante contemporáneo. Por otro lado, todo lo que veía y escuchaba estaba difuso, como si fuese alguien con serios problemas de visión y audición. Esto, podríamos decir que era el patrón común de mis sueños. A veces estaba jugando en la computadora a algún videojuego que no alcanzaba a comprender , otras veces estaba en una sala de clases, mientras veía a un profesor, que si bien se me hacía conocido (Posiblemente era el profesor de mi hija) hablaba sobre ecuaciones cuadráticas y sus aplicaciones. De todos modos dichos sueños no me sorprendían, hacía poco había sido sometido a la extracción de un tumor cerebral, y las confusiones e incoherencias eran algo frecuente para mi, por lo que era muy normal que mezclase elementos de la realidad. 

Posteriormente los sueños se hicieron más frecuentes. Empecé a dormir más de 5 veces al día en distintos periodos de tiempo, cada vez veía a mi yo adolescente del siglo XXI (Nací en el siglo XX) hacer las mismas tareas repetidas, aunque con variaciones. A veces estudiaba física, otras veces historia, y así se me iba el día. Debo admitir que durante la noche mis sueños eran comunes y corrientes. El medico que me atendía atribuía mi frecuente somnolencia a algún trastorno del sueño que debió generar la extracción del tumor. 

Un día llegue a soñar  en el mismo colegio en donde siempre se desenvolvían mis sueños, pero esta vez mi yo joven empezaba a hablar con una muchacha rubia, aunque su semblante me resultaba inapreciable.  Las conversaciones eran frívolas, quiero decir, eran las típicas conversaciones que tendrían dos adolescentes que buscan ser amigos y quizás algo más que eso. De todos modos la muchacha del sueño me parecía entretenida, aunque su tono de voz y sus gestos delataban en ella una profunda tristeza. 

A medida que pasaba el tiempo, los sueños se hacían cada vez más nítidos. El colegio empezaba a tomar forma, y las actividades que realizaba como adolescente empezaban a tener más sentido. 

Cierta tarde, siendo las 12:05 decidí tomar una siesta, pues me sentía un tanto decaído. Esta vez me hallaba en medio de una clase de historia, que se notaba había empezado hace por lo menos 20 minutos. El sueño había alcanzado una nitidez inconfundible, a tal punto de que ahora podía sentir con el tacto, podía oler y escuchar a la perfección. Al lado mío había un muchacho un tanto grueso de cuerpo y alto. El tipo, a diferencia de mi, no se esmeraba mucho en prestar atención en la clase, y se la pasaba escribiendo por su smartphone. 

Eran las 12:45 (Lo sabía porque había un reloj incrustado en la pared arriba del pizarrón ubicado en la sala) y la persona que estaba al lado mío puso una cara de sorpresa. Me dijo ¿Oye hueon, supiste que a tu amada se le acaba de morir el papá? A lo que yo contesté que no tenía idea. ¿No te lo contó? Llevaba enfermo un buen tiempo, Será mejor  que vayas donde ella a lo que termine la clase. Yo hablaré con su amiga para que puedas alcanzarla. 

A lo que terminó el recreo, vi como mi cuerpo se abalanzaba desesperado en una carrera. Me encontraba corriendo por el pasillo del aula del colegio, llegando a las escaleras  que estaban al final del aula, encuentro una cabellera rubia mostrándome la espalda junto a una cabellera negra (Probablemente su amiga). No cabía ninguna duda, era la muchacha con la que había soñado la otra vez, la forma de su cabello era la misma. Al momento de llegar a la escalera me escucho gritar el nombre de la muchacha, que al escucharlo inmediatamente voltea mostrándome el mismo semblante de mi hija. Mi hija me mostraba una sonrisa que mezclada con esos inconfundibles ojos de tristeza me escuchaba mientras yo le decía de manera insegura que podía confiar en mi para lo que fuese. Mi hija simplemente asintió y me dijo que debía marcharse y se fue. Y yo nunca más volví a despertar del sueño. 

sueñosWhere stories live. Discover now