Su corazón dió un vuelco. Un hormigueo comenzó a extenderse desde sus dedos por todo su cuerpo. Cuando llegó a su cabeza, dió una fuerte sacudida a su cerebro que hizo que perdiera la consciencia de lo que hacía. No era calma, ese peligroso y tentador deseo en situaciones de peligro, si no parálisis. La pesadilla de una impotencia injustificable mientras tu corazón late con la potencia y el descontrol de una manada de caballos al galope. Porque aquel hormigueo que se había extendido desde sus dedos por todo su cuerpo era miedo.
ESTÁS LEYENDO
Las estrellas que quebraron la oscuridad.
Short Story¿Puede hayarse armonía en unos pensamientos que rayan en la paranoia o el único propósito de estes textos es que me deshaga de la tinta que lloró mi corazón en busca de dejar hueco a la felicidad, como una noche polar que se despoja de parte de su n...