¿Cómo le dices al amor de tu vida que él es el causante de tus desgracias?
Porque Derek no dejaba de preguntar cosas que estaban orillando a Stiles a decir aquellos que quería reservarse.
***
Después de que Derek se apareciera mágicamente en medio del parque en donde estaba Stiles con Scott, el chico con pijama no podía distinguir ninguno de sus pensamientos. Scott quería ayudar a su hermano del alma, pero hasta él sabía que había sitios en donde no podía meterse; y tristemente, ese era uno.
Así que simplemente palmeó la espalda de Stiles con afecto y le dio su espacio a aquel par que de verdad necesitaba hablar.
Scott se alejó de ellos, dejando solo a Stiles ante la nueva perspectiva de una batalla a la cual no podía huir ni aunque quisiera. Él solo se quedó ahí, encorvado en aquel banco del parque mientras que Derek se acercaba a él cuando comprendió que el chico no se acercaría.
Stiles se debatió abiertamente entre mirarlo o seguir observando aquello que estaba debajo de sus pies. Pero Derek no era idiota. Él intuyó que algo malo le estaba pasando a Stiles, y que en vez de enfrentarlo lo evitara, hablaba de lo muy mal que estaban las cosas.
— ¿Me dirás qué anda mal?
Esa era una buena pregunta.
Tal vez la única buena que escucharía esa noche por parte de Derek.
— ¿Qué te hace pensar que algo anda mal? —preguntó Stiles, observando a Derek de reojo.
— Sabes que no debes responder una pregunta con otra pregunta —Derek gruñó. El sonido se le hacía tan familiar a Stiles que dolía muy profundo—. Así que responde. ¿Qué anda mal?
Eso era fácil de decir.
Él era el único que estaba mal.
Mal por ilusionarse con un sueño que sabía que no se cumpliría. Mal por pensar que Derek sentía lo mismo por él. Mal por soñar con que tendría un final feliz cuando ni siquiera tenía un comienzo.
Estaba mal por sentir amor en donde no había.
Estaba mal por creerse su propia mentira.
— Nada... —respondió Stiles, tratando de evadir sus pensamientos—. Realmente no pasa nada. No tienes por qué preocuparte.
Y vamos; esa era quizás la peor y más estúpida cosa que había dicho en su vida. Stiles era un mentiroso innato; probablemente tenía un diploma guardado por ahí con ese título bordado en letras doradas; pero ahora que decía semejante mentira tan barata, su título se sentía fraudulento.
— Tienes ojeras azules, Stiles; y saliste en pijama a la calle por unas tres horas. ¿De verdad crees que me vas a engañar así? —el tono considerablemente duro de Derek le golpeaba con fuerza al chico. Lo último que necesitaba era su preocupación para alimentar aquellos desordenados y latentes sentimientos que no lo dejaban dormir ni hacer su vida tranquilamente.
— No lo sé —Stiles se encogió de hombros—. Ya no creo nada.
— ¿Alguien te está haciendo daño de nuevo? —preguntó sin darse por vencido—. Sabes que no puedes quedarte callado cuando hay acoso. Y nosotros estaremos más que dispuestos a poner a ese bastardo en su lugar.
— Ya superamos la etapa de secundaria en donde todos se acosaban unos con otros, Derek —Stiles sonrió un poco mientras se acordaba de Jackson en sus bellos tiempos de imbécil; pero Derek no compartió el chiste—. No hay ningún villano que quiera destruirme actualmente.
A menos que la tristeza y el insomnio sea un villano que clasifique en aquella descripción.
Pero entonces Stiles se quedó callado tratando de hacerse pequeño. No quería escuchar nada que estuviera a su alrededor. En especial la aparentemente calmada respiración de Derek; la cual sabía de antemano, que estaba enmascarando la verdadera situación en la que estaba.
Porque Stiles conocía a Derek lo suficiente como para entender que su estoicismo no era algo que trajera buenas cosas. Y mucho cuando tenía aquella expresión de amargura en su rostro.
— ¿Entonces no piensas decirme que te sucede?
Stiles suspiró tranquilamente. Al fin Derek había dado con el punto.
Porque no era necesario reafirmar sus sentimientos cuando sabías que no eran correspondidos.
— Créeme que no sucede nada grave, Derek —aseguró una vez más—. No hay nada que temer. Y estoy bien; en serio. Ya verás que dentro de poco estaré siendo igual de molesto por ahí... probablemente me mandarás a callar eternamente también.
¿Eso realmente había salido de su boca?
Ni Stiles podía creerse semejante barbaridad.
— ¿Hay alguien? —preguntó Derek, mirado fijamente a Stiles.
— ¿En dónde? —regresó otra pregunta. Había que darle méritos a Stiles; estaba verdaderamente confundido esta vez.
— Sabes a qué me refiero.
Y ahí fue cuando Stiles comprendió. El color de su cara se esfumó al verse descubierto.
***
Ellos tenían cerca de treinta minutos, o una hora quizás, dándole vueltas al asunto de quien estaba causándole sufrimiento agonizante al pobre chico. Y cuando finalmente Derek había tocado la pregunta verdadera, no desistió para conseguir la respuesta.
— ¡Basta Derek! —explotó Stiles—. ¡Ya basta! Esto no te interesa realmente; así que deja de hacerlo. No necesito de tu lástima; ni de tu dolor fingido ni nada —Stiles se levantó de la banda, obviando el mareo y el dolor de mantener una posición incómoda por tanto tiempo—. Déjame en paz.
Stiles se alejó del hombre que solo pudo optar por mantener una expresión perpleja ante el repentino ataque verbal. Y Dios; ya estaba harto de tener que seguir huyendo.
Entonces se detuvo a media caminata y se volteó.
— Y eres tú, Derek. Siempre fuiste tú.
Después desapareció del parque sin volver a mirar atrás.
***
Eran cerca de las cuatro de la mañana, y Stiles no había podido dormir.
Después de llegar a su casa, mágicamente la encontró vacía, limpia y ordenada. Tenía una caja de pizza exclusivamente para él junto a una nota que expresaba disculpas por la molestia.
Que delicadeza por parte de Erika al redactar aquella pequeña carta.
Eso no hizo sentir mejor a Stiles.
Solo fue hacia su habitación, en donde se sentó en su cama y miró la ventana por donde se asomaba la luz del amanecer.
Y entre tanto y tanto, no pudo hacer nada más que pensar en que por fin se había sacado aquel sentimiento de su cuerpo. Por fin lo había revelado, aunque no de la forma en como lo había querido en un principio; pero lo hizo, joder.
Stiles lo hizo.
Y no se arrepentía de nada.
A pesar de que el insomnio podía indicar todo lo contrario.
Ahora, quedaba esperar a la tormenta; porque la calma ya estaba pasando.
———
Las canciones tristes me gustan mucho.Fecha de edición: 6/3/2021
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No lo hagas, Stiles ||Sterek||
FanfictionPorque ya le habían dicho en un principio que no lo hiciera, y él no obedeció. Porque a veces la valentía puede más que la razón y la realidad es más dura que la fantasía. Porque a veces, el amor duele, y no es tan bonito como todos pensamos. O, en...