Luz de Luna

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Yo, que era un insípido al romance, de fuga al amor y náufrago del mundo, ahora puedo sentirlo en todas sus formas.
Llegó justo a tiempo cuando me desmoronaba cómodamente en mi soledad, aquel oscuro túnel sin atisbo de luz, pero me tendió la mano cual rayo de esperanza.
Su primorosa luz en caída de luna desaparecía mis tinieblas.
Oh, idilio mío, ¿cuántos mares tuve que navegar para encontrarte?

Ella era como la Luz de Luna.
Una luz tan bella que tan solo hace juego con la oscuridad.
Por eso el sol arde ante su presencia.

La vi, tocando al mar sus sentimientos con su flauta, haciendo que las olas bailen al compás de su propio vaivén. Parecía una diosa haciendo su propia creación.
Su silueta era una marea como sus ondulados cabellos. De escasas pecas acentuadas perfectamente en el lugar correcto como chispas de pintura en una obra de arte.
Y me vió, y juro que desde ese momento supe que al fin encontré por lo que me había dado por rendido.
De mirada sin encanto falso, de atención, profunda y misteriosa,
pero a la vez peligrosa
como la profundidad del océano.

Y al encontrar tu mirada,
un sinfín de emociones rompen mi monotonía,
traspasándome.
He de confesarte que curioso nunca he sido, pero sí investigador por naturaleza, y te prometo, mi Luz de Luna, que descubriré todo ese mar de secretos que eres.

Saturación de RosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora