Cuando el sol entró por mi ventana, ya sabía que era otro día común más.
Desde que tenía conciencia había empezado a tener tan mala suerte que no sabía el como podía vivir sin desear que algún tipo de milagro apareciera. Si en mi pequeño mundo nada extraordinario pasaba, era tonto esperar que un alien apareciera y me abduciera para experimentar a tal punto de que quizás se aburriera y me regresará al mismo lugar de donde me saco. Por el contrario, a mis 22 años llevaba una vida sin carencias hablando de un hogar, comida en la mesa y estudios; respecto a mi vida social pues era mejor decir que tenía salud aunque eso era mentira simplemente quién preguntaba solo lo hacía como si siguiera un guión que cansaba responder ya con sinceridad.
Se puede decir que yo solo esperaba aparte de vivir un especie de milagro que me diera una razón de que la vida no solo era gris sino que también existían más colores dando a entender que la mala racha terminaba... Pero ¿cómo saberlo?.
Podía decir sin miedo a equivocarme, que no solía salir mucho. Y no porque fuera no fuera bonita (según decían los que me conocían) quizás era por mi personalidad tranquila pero con mal carácter al enojarme o tal vez porque no era extrovertida con el cuerpo perfecto o simplemente porque no era lo que nadie buscaba.
Con el tiempo empezaba a aceptar el echo de que quizás solo estaba pegada a la tierra para robar oxígeno aunque tenía un pequeño círculo de amistades que decían lo contrario y que la mala racha solo era una etapa que terminaría cuando yo aceptará que debía ser más abierta a mis deseos.
Pero a todo esto sentía que tenía un tipo de discapacidad. O al menos así trataba de considerarlo pues siempre que deseaba algo ese terminaba siendo de alguien más o este se perdía en un solo intentó.
En cualquier caso, el resultado es que casi nunca tenía suerte. Así que cualquier detalle es muy importante para mí.
Después de pensar una vez más como todos los días al levatarme sobre la vida nada perfecta que tenía me disponía a prepararme y salir a la universidad, la cual estaba ubicada al sur del pequeño poblado en el que me encontraba. Buscaba la muda de ropa que usaría aquella mañana, algo cómodo pues era pesado hasta para ir al baño o simplemente para ir a leer a las canchas de fútbol tenía que pasar por terraseria y pensar que usar tacones solo sería un suicidio. Una vez que elegía un par de Jens con una blusa color azul y tenis así como la ropa interior, caminaba a la ducha abriendo el agua caliente qué me ofrecía el sol del día anterior disfrutando cada momento hasta que terminaba para salir y secarme con el último paso de vestirme incluyendo el aseo bucal.
Terminando con lo básico de aseo personal bajaba por las escaleras buscando lo que llevaría en mi mochila color púrpura el mejor color que había encontrado el día que la compre. Una vez que terminaba pensaba desayunar pero con mi mala cabeza dejaba eso para después, tomando mis cosas me disponía a buscar el transporte y esperar como siempre una hora y media de camino donde quizás tendría el primer vistazo al amor.
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Rechazada, al trono de sangre.
VampireLa historia de una chica que tenía tan mala suerte que nunca pensó que en el fondo, en lo más recóndito del mundo existía un mundo en el que ella pertenecía... y aún mejor...ella era su heredera...