Los días pasaron y he de admitir que desde la cena, nada ha sido igual. Mi padre ha decidido que era hora de aprender a leer, y mi madre me ha estado enseñando ¡Es demasiado complicado! a veces solo contemplo la hoja y me entran ganas de nunca haberlo intentado, pero luego leo una frase completa y cuando la entiendo quiero llorar y me imagino llorando a moco tendido cuando me toca continuar con mis obligaciones habituales.
A abraham-como lo llamo en mi mente- lo he visto en otras ocasiones, tengo que reconocer que en la comodidad de mi cama, me decepcioné un poco de que no esté interesado en mí; las veces que ha estado en casa me incita a leerle y realmente me gusta estar a su alrededor, siento que he perdido una buena oportunidad de tener a un buen marido, porque de igual manera, el día que se presente un hombre adinerado y que mi papá crea que es digno y con buena dote, poco importará mi opinión pues soy capaz de sacrificar mi felicidad para poder ver a mi familia feliz.
Mi mente intenta concentrarse en otra cosa que no sea la lectura, así mismo intenta no olvidar las letras y lo que estas forman con otras: pero aún así ella me traiciona y no dejo de pensar en que necesito un marido pronto y aunque yo no lo quiera hay cosas que simplemente no puedes cambiar, si fuera por mí, jamás me casaría y me dedicaría a leer más que cualquier otra cosa en mi vida, aprendería a coser como es debido y haría vestidos o manteles por doquier; se escucha demasiado lindo pero también le temo mucho a la soledad, mi abuelo por parte de padre murió solo, mi abuela falleció muy joven y lo único que él decía cuando lo visitábamos era lo solitaria de su vida -tiempo después descubrí que mi padre le tenía cierto resentimiento por la manera en que él lo trataba y por esa razón tal vez no se quedó a vivir en nuestra casa- y tampoco quiero eso para mí.
Intento no pensar en mi futuro porque sé que aún estoy joven y mis pensamientos no suelen ser muy claros, así que ignoro constantemente estos y solo me dedico a tomar lo que la vida me da.
Camino hacia el piano que se encuentra ubicado en la sala y comienzo a tocar las notas de la única canción que sé tocar, y luego de un tiempo comienzo a cantar suavemente, palabras que suenen a corde con la partitura. Cierro mis ojos y me concentro en la melodía, cuando ya no se me ocurren más palabras intento hacer una mantra, muy suave a base de sonidos para acompañar el piano.
En un momento me siento observada y al abrir los ojos me encuentro con la mirada de Abraham, inmediatamente me desconcentro y toco una tecla que no tiene nada que ver con la melodía, arrugo mi frente y me levanto de la butaca siendo aún acechada por él.
-Sr Dunnan qué alegría- me permito sonreirle mientras me peino un poco la falda de mi vestido para intentar quitar las múltiples arrugas que se formaron al estar tanto tiempo sentada -¿Cómo se encuentra usted?
Abraham no duda en tomar mi mano y depositar un beso en ella, sus labios se sienten húmedos y siento un ligero cosquilleo debido a su creciente bigote -Me encontraba con tu padre y una melodía de piano captó rápidamente mi atención, ¿ese es Alexander Scriabin?
-La verdad no tengo ni idea -reí nerviosa- he escuchado esa melodía de mi madre tantas veces, que la veía tocarla y simplemente me la aprendí, no sé tocar piano ni creo que aprenda, solo me gusta muchísimo en general.
Abraham no dudó en fruncir su ceño, pero lo ignoré y decidimos hablar de cosas banales mientras mi papá aparecía en la sala, le detallo con disimulo y encuentro unos peculiares ojos, oscuros y con pestañas y cejas bastante espesas, su barba y bigote está empezando a salir y su porte es bastante elegante. No sé quién es ni de dónde salió, pero realmente es bastante atractivo ahora que lo veo con más cuidado, te hace sentir segura y con mucha calma, por lo que me permito disfrutar el tiempo con él. Cuando mi papá llega, le saludo con un gran beso en la mejilla y salgo corriendo a mi cuarto mientras me río como una niña pequeña.
ESTÁS LEYENDO
Samantha
Historical FictionSiglo XIX una época donde el machismo afloraba en todo su esplendor, donde una mujer constantemente era sinónimo de burla para ellos, no tenían voz, no tenían voto, cansada del mal trato que hay en su familia a causa de su padre y hermanos Samantha...