Este es el comienzo. Hoy son condenados dos inocentes.19 años. No podía ser mi fin, yo apenas estaba comenzando.
Me acabo de graduar, pero me dejó sin tiempo. No voy a poder hacer esto por mí misma y alguien más va a pagar por eso.
Salgo de la oficina de mi padre con la cabeza gacha, justo ahora tengo miedo de hacer algo al respecto. Él ha establecido las reglas del juego y llevo todas las de perder.
Mi esperanza inmediata, se esfumó, puesto que no intentaría nada con él, no podría. Para empezar, no estoy segura de ser parte de sus recuerdos, porque éramos pequeños, y nuestros padres amigos, y, a pesar del monstruo en que se ha convertido el mío lo sigue queriendo como aquel niño de sonrisas eternas, a ese rayo de sol.
No lo dijo, pero quedó implícito en su mirada que no me permitiría acercarme a él a menos que fuera como ancla, que me permitiese llegar a alguno de sus compañeros. ¿Qué es lo retorcido de todo esto? Que sé porque lo hace, a él también le importa el ahora joven, por lo que no es nadie con quien pueda amenazarme.
Me asomo por la puerta de la habitación que comparten Kyamoon y Daeyang, sus risas llaman mi atención. Dae saca su maleta negra de la parte de arriba del armario, Kya hurga en el suyo.
—¿Puedes creerlo? —me sobresalto porque creo que se dirigen a mí, mas solo era Kya llamando la atención de su hermana mayor—. En serio creí que nunca sucedería, al menos no por decisión de papá.
Arroja ropa desmedidamente sobre su cama. Veo volar vestidos, abrigos, blusas y faldas por todos lados. Algunas se caen al suelo pero o no se da cuenta, o le resta importancia. Dae está más tranquila y se sienta, revisa sus cajones y coloca todo de un solo en su maleta, guardando el orden.
En serio son como el Ying y el Yang. Aunque creo que el orden de Dae es un disfraz para su pereza de recoger luego.
Kya se acerca a la puerta, ahí está colgado su zapatero.—Ese pie no es del secretario Yoon, porque dudo mucho que sea del tipo de sandalias y uñas color lavanda —termina de abrir la puerta y yo sonrío inocente, porque no sé que responderle—. ¿Qué haces aquí y por qué no estás empacando?
Me adentra un poco y Dae se voltea aún sentada.—¿No encuentras tu valija Honnie? —cuestiona cariñosa—, si es así puedo ayudarte a buscarla.
—No, no, descuida que yo sé donde está —balbuceo acercándome para ayudarle a Kya a organizar el desastre que acaba de causar.—Igual gracias, DaeDae.
—Honnie, yo me ocupo de eso, tú ve a hacer tu maleta, el vuelo sale mañana, y aunque es hasta tarde debemos llegar unas cuatro horas antes —inmediatamente después de decir eso abre los ojos abruptamente y corre a tomar una cartera que descansa en su mesita de noche, saca su pasaporte y respira aliviada. Ni nos hemos ido y ya creyó que lo había perdido—. ¿Tú tienes tu pasaporte?
—Sí, yo soy ordenada —le saco la lengua y cuando viene por mí huyo a mi habitación, al otro lado del pasillo.—No te enojes conmigo Kya ¡Tú eres el problema! —escucho la carcajada de Dae y el gruñido de Kya. Ella sabe que es algo desordenada, pero no tiene idea de cómo se le va de la mano.
Cierro la puerta detrás de mí y me recuesto, recordando la poca comodidad de mi cama. Vuelvo a caer en el motivo de nuestro viaje.
De más está decir que mis hermanas desconocen mi situación, porque ¿Por qué razón serían parte de esto? Mi papá no es tonto, para mi desgracia, y sabe que más personas involucradas son más personas de quienes desconfiar, más personas a las cuales controlar, y cualquier unidad entre las mismas podría significar su ruina. Sabe que puede caer, más si se trata de aquellas que han vivido con él. Aunque no creo conocer sus secretos sé que he averiguado cosas. Por esa razón prefiere que vivan en la ignorancia. Obviamente soy incapaz de contarles nada, las paredes podrían escuchar, ningún lugar parece del todo seguro. Y, en el fondo, no quiero que sean parte de esto.
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тrυѕт мe
FanfictionNo sólo no quería ver hasta donde llegaba esta mentira. No quería ser parte de ella. Y ahora, soy perseguida y estoy bajo amenaza. Soy una bomba de tiempo. Tick tock Time it's over