Capítulo 2: Retrospectiva.

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Te amo.

No podía entenderlo.

Su cerebro había hecho cortocircuito después de esas dos palabras.

Terminó, una vez más, revolviendo su cabello con desesperación mientras se hundía en su asiento de la universidad. Desplomándose de forma patética incapaz de salir de su estado semi vegetativo.

Las clases se habían reanudado dos semanas después de esas dos palabras. Y su vida había sido un loop de confusión y miedo.

Y culpa.

Se sentía culpable.

Jonghyun no le había mandado ningún mensaje, tampoco lo hizo él y ahora ya no sabía cómo estaba su amistad.

La amistad que desconocía cuándo dejó de serlo en realidad. En un punto que no sabía precisar Jonghyun empezó a sentir otras cosas. Y él con la cabeza metida en el culo no pudo percatarse. Se supone que eran mejores amigos, que se cuidaban siempre, se entendían mejor que nadie y de repente, así como si nada, ya no conocía en absoluto a ese hombre que lo enfrentó tirándole en la cara sus sentimientos y luego desapareciendo.

Se sentía un pésimo amigo.

Gruñó frustrado intentando recordar algún episodio de infancia que justificara su situación actual. Tenía que existir, no pasabas de considerar a alguien tu mejor amigo a un algo, lo que sea, que no es un mejor amigo.

Ni siquiera podía ponerle nombre.

Cerraba los ojos y aún podía recordar las ondulaciones del río, los colores, el olor, el peso de su cuerpo por cada paso, la voz de Jonghyun y su mirada determinada cuando giró a verlo.

Al pensar en ese día una y otra vez en su cama había llegado a sentirse familiarizado con todos esos detalles. Había algo que punzaba en su mente, un recuerdo difuso y poco claro que no sabía qué tan real era porque se mezclaba con otros para llenar las lagunas.

En un punto el profesor llegó y abrió de forma mecánica su libro, bajando la mirada y moviendo su pluma sobre la libreta llenándola de palabras. Era relajante ocupar su mente con otra cosa, encerrado en su cuarto se había vuelto loco con sus pensamientos pero en clases se sentía un poco más seguro.

Su mente se fue vaciando, de afuera se escuchaba el sonido de pies contra el suelo, posiblemente el segundo turno ingresando a la institución.

Pies, suelo, grava, sonidos uniformes y relajantes.

Levantó apenas la vista para ver la pizarra y volver a sus notas.

Un recuerdo más claro y conciso se formó empezando a comprender por qué esa confesión se sintió familiar.

Evitó hiperventilar por poco.

Ellos solían correr por el parque. Jonghyun había propuesto hacer ejercicio porque no se sentía feliz con su cuerpo y había aceptado. Solían salir tempano a correr, con el cielo oscuro, las nubes violetas, el frío de la madrugada y el silencio de la ciudad solo roto por sus pies al chocar contra la tierra y la grava del camino.

Las sonrisas de Jonghyun eran lo que más claro tenía.

Al final de su recorrido se desplomaban en un bebedero, reían tirándose agua para molestarse la mayor parte del tiempo.

Ambos terminaban sudados y pegajosos hundiendo la cabeza en el chorro de agua para despejarse.

Jonghyun siempre le mostraba una mirada cansada e inyectada en rojo antes de volver a sus casas para una ducha. Solía bromear con que si le costaba tanto levantarse podían reducir sus días de ejercicio. Por supuesto su amigo solo se lo quedaba mirando, movía sus labios como si quisiera decir algo más y al final solo sonreía usando las mangas de su buzo para limpiarse el sudor y el agua.

Al menos eso pasaba dos veces a la semana. La mirada cansada, la sonrisa en sus labios y ese titubeo débil del que nunca prestó atención.

Y ese era el problema. No había prestado atención en absoluto. Jonghyun no estaba cansado ni se limpiaba el sudor, Jonghyun lloraba por su culpa. Él estaba de novio con una chica de la clase contigua y por ende el tiempo juntos se había visto afectado. Entonces empezaron a salir a correr, ese momento a la madrugada era de ambos, solo de ellos.

¿Cuántas veces había ocurrido eso?

¿Cuántos momentos tuvo Jonghyun donde quiso ser sincero con él y solo lo arruino o se lo puso difícil?

Sabía que era estúpido echarse la culpa. No era su culpa si Jonghyun gustaba de él.

Te amo.

Cerró su libro con fuerza cuando se percató de que todos lo hacían.

Lo peor es que su confusión no evitaba que el extrañarlo no fuera doloroso de igual forma.

¿Y si él sufría qué había de su amigo entonces?

Se levantó con sus cosas para salir. No podía dejar de darle vuelta a todo lo que pasaba por su mente. En general esos recuerdos que lo inundaban y le daban perspectiva sobre lo que en verdad significaban los pequeños detalles.

Tomó su celular y envió un mensaje corto.

Tal vez podía sentirse una mierda de amigo al martirizarse con su poca empatía sobre los sentimientos de Jonghyun antes pero ahora que los conocía podía cambiar eso.

Estaba convencido que no todo fueron lágrimas en su relación. Podía ser, una vez más, el chico que arrancara una sonrisa verdadera del otro.

Los nervios sobre si le respondería o lo ignoraría eternamente estaban ahí, apretando su estómago y dándole náuseas. Apretó el paso y se negó a continuar siendo un miedoso.

Porque detrás de esos caóticos recuerdos de adolescencia había algo que sí podía evocar sin temor a equivocarse.

Ambos con siete años sentados en un árbol alto y frondoso con las manos entrelazadas mirando el cielo.

La voz de su yo de siete años escandalosa y chillona haciendo una promesa.

Miró su mensaje sonriendo, seguro de que el significado correcto llegaría.

Siempre juntos.

Esas eran las dos palabras que quería recordar asociadas con Jonghyun.

La primera promesa que se hicieron y con o sin sentimientos románticos no iba a quebrarla.

Después de todo Jonghyun era la persona más importante en su vida.

Tsubomi [#BATTLECHALLENGE]Where stories live. Discover now