Billie Eillish y tú

Nueva familia..y ella

El viaje fue tranquilo, todo estaba en orden, se presentaron ante mí como Maggie Baird y Patrick O'Conell, fueron intentando socializar conmigo y haciendo bromas de todo tipo para encontrar un punto de énfasis común

- Son buenas personas - me repetía intranquilo, con una esperanza inquietante saliendo de mi corazón, pero con miedo de ser devuelto nuevamente al orfanato.

Antes de llegar a la casa me dijeron que tenian otros dos hijos, Finneas y Billie, pero que Finneas se había mudado hace tiempo por temas de estudio, que lo conocería luego. Mi principal preocupación era adaptarme a la casa, a sus costumbres, sus regulaciones, sus normas, y en caerle bien a toda la familia, en ser lo que buscaban, pero sin dejar de ser yo mismo.

- Yo puedo - me dije a mi mismo antes de bajar del auto ; tomé mis cosas y me dirigí a la puerta, me hicieron pasar y me dijeron que revise a gusto, que para no incomodarme ellos iban a instalar mis cosas en la habitación con Billie. Medio tembloroso entré y revise por encima, sin prestar atención a nada, solo en general, para saber donde eran todos los lugares, no quería hacerlos sentir que estaba husmeando, esa aún no era mi casa.

Ya pasado un rato me dijeron que vaya a saludar a Billie, que querían que nos conociesemos, que esperaban mucho de nosotros como familia, porque parecía que seguramente nos llevaríamos bien. Me tomaron del hombro y me hicieron una seña como para indicarme que podía entrar a la habitación, yo con el poco coraje que pude sacarme del pecho me encaminé a entrar, abrí la puerta y en una esquina, sobre una cama blanca había una chica palida, de pelo gris, con auriculares y una guitarra en la mano, componiendo notas y notas en un cuadernillo que estaba abierto de par en par sobre su almohada. Al ella levantar la cabeza se chocaron nuestras miradas, y con la voz ronca le dije: -Hola, soy ________, un gusto conocerte Billie, supongo que vamos a vivir juntos - se me rompió la voz de los nervios y me quedé callado esperando su respuesta a raíz que analizaba sus reacciones faciales, me sentí oprimido por sus ojos de aspecto cansado, de aspecto de haber consumido drogas, un aspecto raro, pero en silencio la observé hasta que se sacó los auriculares y respondió: -El placer es mío, mucho gusto, todo ese lado de la habitación es tuyo, ponte cómodo - señaló el lado opuesto al suyo y continuó con su guitarra. Salí de ahi nervioso por su respuesta corta y su falta de interés por la aparición de un nuevo miembro de la familia en la casa, comimos en silencio y dada la hora, nos acostamos a dormir, uno de cada lado y con música de fondo.

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Perdon por la inactividad, pero como no estaba teniendo lectores dejé a medias todo, si les gusta comenten y lo sigo.