Equipo

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En la sala circular desprovista de muebles cinco hombres blandian sus varitas mágicas apuntando hacia la única puerta esperando la llegada del último integrante del equipoque faltaba, ninguno estaba de acuerdo con la decisión de liberar a uno de los magos oscuros que tanto les había costado atrapar a los Aurores del ministerio.

El sonido de cadenas les anuncio que se acercaban con el prisionero y luego de un momento dos Aurores escoltaban a un andrajoso y maltratado hombre.
Sus cabellos mugriento color oro cubrían su rostro llevaba una túnica muy raida y sus pies estaban descalzos, despedía un potente olor a ropa mohosa, pero lo que más llamaba su atención era su gran sonrisa de dientes amarillentos, sus ojos reflejaban una alegría infinita imposible de comparar.
Detrás del individuo iba el mago supremo Adalmert Bornatalien quien hacia chocar su bastón de marfil en el suelo de baldosas negras con cada paso que daba, una joven bruja lo seguía con su varita en mano la cual agitó e hizo aparecer un taburete de patas altas y depósito una pequeña y rectangular caja sobre el, haciendo una reverencia salió de la sala al tiempo que un mago ataviado con una elegante túnica negra entraba y cerraba la puerta.
- muy bien, Aurores retirenle las cadenas al prisionero - ordenó el anciano
Los Aurores titubearon un momento y con un leve movimiento de sus varitas hicieron desaparecer las cadenas que rodeaban las muñecas y tobillos del andrajoso hombre.

- caballeros como ya les fue comunicado este será el último miembro de su escuadron - varios de los Aurores retirados hicieron muecas de desacuerdo y uno quien se encontraba más alejado guardo su varita en su túnica.
- usted se hace responsable por lo que este sujeto pueda llegar a hacernos mientras cumplimos con nuestra misión? - dijo el hombre con un ligero acento ruso.
- me temo que es solo vuestra responsabilidad lo que ocurra en el cumplimiento de la tarea que se les asignó, teniendo en cuenta su experiencia diría que usted conoce el procedimiento correspondiente para aquellos que infrinjan las leyes - le contesto el anciano .
- está diciendo que si el prisionero intenta algo fuera de lo normal puede uno de nosotros acabar con el?- pregunto otro de los Aurores
- primero señor Thomas el señor Salazar ya no es un prisionero, segundo si su vida depende de los actos de uno de sus compañeros está usted autorizado a hacer lo correcto para que el cumplimiento de la misión se lleve a cabo con éxito y por último el señor Salazar tiene mucho más que perder si rompe su promesa de cooperar con el ministerio - dicho esto el anciano se acercó a él taburete y abrió la pequeña caja rectangular revelando una varita magica - su varita señor Salazar, roble, 26 centímetros, flexible y núcleo de fibra de corazon de dragón -

El hombre arrastró los pies lentamente hacia el taburete y con delicadeza saco la varita de su estuche y la alzó mirándola maravillado, los dos guardias que lo custodiaban lo apuntaron con sus respectivas varitas pero el hombre no les presto atencion, solo se limitó a observar la varita.
- tienen orden de comenzar cuando abandonen el ministerio se a designado al señor Jonas Priviett como capitán de este escuadron - el hombre frente a la puerta hizo una leve reverencia y sonrió- el les explicará lo que tienen que hacer y les facilitará información que nesecitaran para llevar a cabo esta misión, el fracaso de la misma no será aceptado si alguien tiene algo que decir este es el momento.

Nadie dijo nada y el anciano se dispuso a retirarce pero la temblorosa mano del hombre en medio de la sala se alzó y el anciano se detuvo.
- tienes alguna pregunta? - el hombre lo miro y sonrió dejando ver sus grises ojos por entre los mechones de cabello.
- me preguntaba - dijo el hombre con una voz que parecía que no usaba desde hace mucho - si estoy autorizado a usar todo mi conocimiento en lo que usted llama la misión -
- deslumbranos - lo invito el anciano.

Con un rápido movimiento de su muñeca que ninguno de los presentes que lo apuntaban con sus varitas vieron venir un has de luz  púrpura azoto la estancia derribando a todos los Aurores que lo apuntaban solo quedando en pie el anciano y el autor frente a la puerta.

- impresionante - lo felicito en anciano sin reflejar emoción en su rostro se giró y se dirigió a la puerta haciendo resonar su bastón, al pasar junto al auror le susurró - encárgate.
Dicho esto salió de la sala y el auror con un veloz movimiento endio el aire con su varita al tiempo que murmuraba un hechizo y el andrajoso hombre caía al suelo.

Espero les guste este capítulo
Voten y comenten ya se viene el capítulo tres

Los Cazadores de la Magia PérdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora