SOBREDOSIS EN LA NUBE ( CAPÍTULO 1)

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Tardes frías de pleno invierno, rutinas de trabajo desde temprana madrugada hasta la puesta de sol.

Me encuentro cansado de tanto trabajar y cada noche desde el balcón a la luz de las estrellas y por más que las cuento busco una razón de verdad por la cual veo a millones de personas con sus parejas saliendo al frío de la mano tras salir de trabajar y yo solo pienso en esas emociones, sensaciones, sentimientos que me ayudan a despertar con cada mirada que regala su corazón a mi alma que se marchita. Viéndome en un estatus diferente, donde podía ver las nubes rojizas sobre mi cabeza desde otra perspectiva, como si cada vez estuviera mas cerca de rozar las nubes con la punta de los dedos.

Esas eran mis rutinas de cada día tras salir de trabajar, pensar en una sola cosa mientras tomo un café con la puesta de sol y las estrellas brillando por instantes más y más. Yo... Por decirlo de algún modo soy un idiota que pasa sus horas de trabajo leyendo y marcando con color azul un guion de cine por cada rodaje que realizo y paso mi tiempo libre paseando al aire libre con auriculares y música alta, los fines de semana me las paso con amigos o haciendo tareas del hogar como hombre solitario del apartamento donde vivo. Llegaban las tardes donde el sol caía y mis paseos al aire libre acababan en esa calle donde siempre me encontraba a esa persona que robaba una pequeña parte de mi cada vez que me abrazaba al verme en el edificio en obras al lado de la pizzería.

Ella toda sonriente con su mirada de colores vivos que desencadenaban mariposas abriendo sus alas en mi cabeza empezaba la conversación con un ''que tal'' o un ''hola, que tal tu día'', pero era yo el que con toda timidez y con palabras atascadas en mi garganta no respondía sobre mi estado o cómo iba mi rutina. Solo me importaba ella y responderla ''gracias por abrazarme y saludarme''.

Mis sentidos solo se limitaban a escuchar sus latidos y oírla respirar cerca de mis mejillas sonrojadas cada vez que sus brazos se envolvían en mi cuerpo y no me importaba quedarme ciego por ella con tal de acompañarla a casa y no saber volver.

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