SOBREDOSIS EN LA NUBE (CAPITULO 3)

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Seis y cuarto de la mañana y ya el sol empezaba a mostrarse entre la montaña que cubre y arropa la ciudad donde me encuentro habitando y ahí estaba, un primer mensaje de ella continuado de un corazón color rojo cereza y un corazón con estrellitas que lo hacen brillar. Ahí empezó una conversación como las que manteníamos a diario en el banco.

Ya pasadas las siete yo me disponía a ir a trabajar y como siempre cumplir con mi rutina de los jueves pero esta vez supe que daría el paso, que sería capaz de pedirla una primera cita y pode llevarla a cenar y dar paseos en el coche.

De camino a trabajar ya comenzaba a imaginarme como sería llevarla de paseo en mi coche y contemplar la playa con el sol resguardándose en el fondo de su mar como si estuviera dándose un baño mientras llena el cielo de color rosado y las nubes de alrededor rojizas y poder descubrir su nombre y apellidos mientras la agarro de sus manos, poder llevarla lejos, acariciar su suave y tierno corazón.

Aquella tarde ya cerca de las siete que marcaba mi reloj todo se volvió rápido desde que emprendía mi camino a ese lugar donde siempre estaba aquel reencuentro y ahí estaba ella con su fragancia de Mar Jacobs que sabía reconocer al acercarme. Como era de esperar todo eran sonrisas, abrazos y anécdotas e historias que acababan en pequeños mimos que poco a poco acercaban los cuerpos y rozaban sus manos con las mías. Ella dirigió su mirada un instante fijamente a mis ojos mientras pronunciaba una cita, pero no una cita cualquiera, una cita que comprendería la noche más estrellada que acabaría en un mundo de oportunidades mientras contamos las estrellas.

No pude negarlo por un segundo, respondí afirmando con mi mayor profundidad que pasaría a recogerla cuando ella quisiera.

Así fue que pasó, al día siguiente cerca de las ocho me dispuse a recogerla de su casa y la lleve a cenar al restaurante Marabú cerca de la costa con vistas al mar, la invité a bailar y así se sintió acompañada y acaramelada sintiéndome poco a poco un triunfo a su lado y sin contenerme mis brazos la envolvieron en un abrazo y me dejé llevar por emociones, sensaciones y sentimientos que despertaban al verla bailar y lancé mi primer beso a sus dulces labios. El juego lo seguía y todo proseguía. Salimos de bailar y la llevé a mi apartamento donde nada más entrar agarró mis manos y no las soltó ni un instante.

Sentía miedo, pero entonces lo vi desde la ventana, vi el cielo, las estrellas están más cerca. Dime lo que vas a hacerme, tengo curiosidad, muéstrame lo que en la cama eres capaz. Quítame la ropa de todas las maneras. Agarra tus manos y deja que te muestre las alas que te hagan volar conmigo desde ahora hasta que las nubes y el sol salgan.

Esta noche tu eliges entre la bala o el corazón de un hombre con el mayor regalo que puedo entregar a tu vida. Pongamos punto y aparte a esta historia mordiéndome la boca, arráncame las ganas, hazme escuchar tus suspiros cerca del oído mientras aumentan los latidos al juntarnos piel con piel. Te pones sensitiva al agarrarte de las manos mientras viajo por tu cuerpo y subo por cada parte de ti, la piel se te eriza cuando mis labios saborean tu espalda. Marcas un final a la noche con tus besos en mi piel y con tu sueño en mi almohada. El fruto prohibido probaste y te vas de mi habitación dejando tus cosas marcando un regreso a mi a cualquier lugar que vas.

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