Cap 7

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El escape del millón

Hacia un día bastante calmado en el hospital, la sala de emergencias estaba casi vacía. Todo parecía pacifico, hasta que un auto salió a toda velocidad del hospital.
-Policía, acaba de ocurrir un secuestro!!- gritó la enfermera al teléfono

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Mientras tanto en las calles de la clase alta se encontraba una de las mejores escuelas de nivel básico, El kinder-primaria "Salky Edwards".

Los niños se encontraban jugando en los alrededores del terreno exclusivo que la escuela tenía, todos los niños reían excepto una pequeña y tímida niña rodeada de algunos otros más grandes.
-Escuche que no tienes papá- Exclamó uno de ellos. -Mi mamá dijo que tu mamá es una mala mujer- Dijo otra niña que se encontraba ahí. -Tu mamá es piruja!!- dijo en voz más alta otro de los niños.
La pobre niña solo los veía aterrada, todos la rodeaban. -Y-yo... Yo.. Yo no..- dijo la pobre niña temblando. -Tu eres mala igual que tu mamá!- gritó otra niña empujando a la pequeña, acto seguido esta comenzaría a llorar. -¿Que sucede aquí?- exclamó una de las profesoras. -¿Que le hacen a María?- Dijo acercándose. -Nada miss- exclamaron los niños al unísono. -Noscierto, ellos me estaban diciendo que soy mala porque no tengo papá!!- gritó la pequeña María. -Callate, eres una mentirosa!!- le gritó de vuelta otra niña. -Basta! Suficiente! Este comportamiento no es apropiado, si vuelvo a verlo de ustedes le informare a sus padres!- Regañó la profesora. -Ahora todos vallan a sus salones, les suspenderé lo que resta del recreo-agregó la molesta docente. -Si maestra- dijeron todos al unisono para después irse con la cabeza gacha. -María estás bien?- preguntó la profesora. -No maestra, tengo la rodilla raspada..- respondió la pequeña. -Ven, te llevaré a la enfermería- dijo la maestra tendiéndole la mano a la niña.

Las lágrimas no paraban de brotar sobre los cristalinos ojos marrón de María, ella no era una niña rica y consentida como la mayoría de sus compañeros, se había ganado un lugar en esa escuela gracias al trabajo duro de su madre, su madre era joven, seguía estudiando, vivía en un pequeño departamento, la vida era estable y sin embargo la pequeña María se sentía culpable sin saber porque. La mente de aquella pobre criatura estaba tan distraída que sin querer tropezó. -Estas bien?- preguntó una niña con un libro en la mano. -S-si- respondió apenas la pequeña María. -Porque lloras?- preguntó aquella niña peinada con dos colitas. -Es que .. Me caí- dijo la niña tratanto de seguir caminando. -Te llamas María ¿no?- dijo aquella niña mirando a la otra tropezando. -Como sabes?- preguntó María volteando hacia ella. -Yo soy Mika, soy de la clase A, Tu eres de la clase B ¿Verdad?- dijo Mika sonriendo. -¿Como sabes?- preguntó aún más confundida la pequeña. -Unos niños estaban hablando de ti, pedí permiso para ir a la enfermería porque quería hablar contigo- respondió Mika. -¿Porque quieres hablar conmigo?- Preguntó de nuevo María. -Ven, voy a contarte- dijo Mika tomando de la mano a María y jalandola sin esperar respuesta. -Te puedo decir Mary?-dijo Mika sonriendo. -S-si!- respondió algo más calmada.

Las niñas caminaron por el pasillo hasta el jardín trasero, Mika sacó de su bolsita un par de dulces. -Quieres uno?- preguntó Mika. -Si, porfavor- respondió la niña. -Tómalo- repondió Mika a lo que María tomó uno de los dulces. -Yo tampoco tengo muchos amigos sabes... Las niñas me molestaban jalándome de las colitas-
Dijo Mika mientras comía uno de los dulces. -Y como le hiciste para que te dejarán en paz?- preguntó María.
-Sólo las ignoré y le dije a mi papá, el habló con las maestras y con sus padres, pero eso no las detuvo, así que seguí ignorandolas y ahora no me molestan- explicó Mika.

Maria se quedó en silencio, Mika la volteó a ver. -Yo solo tengo un papá- dijo Mika rompiendo el silencio. -Yo no tengo papá- respondió Maria. -Pero tienes una mamá ¿No?- preguntó Mika. -Si- respondió Maria. -Como es tener una mamá?- preguntó Mika.

María pensó un momento y luego respondió. -Mi mamá siempre me hace sandwiches y pudín para el almuerzo, y me canta canciones cuando me siento triste, también me lee cuentos antes de dormir y me carga cuando tengo miedo..- Mika suspiró. -Y como es tener un papá?- preguntó María.

Mika volteó hacia los árboles. -Mi papá me manda arroz con salsa de soya y dulces para el almuerzo, el habla conmigo cuando me siento triste y me compra helado, él también me cuenta cuentos para dormir y me carga cuando tengo miedo...- Mika se detuvo.

-No es muy diferente- dijo María.

-No... Los adultos siempre son groseros cuando se dan cuenta que solo tienes a uno de tus papás- Mika tomó otro dulce.

Hubo un pequeño silencio.

-Mika ¿Quieres ser mi amiga?- preguntó María.

-Si!- respondió Mika alegre.

María se levantó y tomó la mano de Mika. -juguemos en la fuente- Mika asintió y ambas se dirigieron a dicha fuente.

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La tarde era fresca y tranquila, la gente paseaba tranquilamente, hasta que entonces.

-Detenganlo!!- gritó una enfermera mientras señalaba hacia un paciente.

-Alejense o le disparó!!- gritó aquel paciente mientras sostenía a su enfermero con un arma.

El paciente se dirigió a la entrada principal y salió por el estacionamiento.

-Caín!!! Estás loco!?- gritaba el enfermero una y otra vez.

Pero Caín no escuchaba, fue entonces que se dirigió hacia un auto en el estacionamiento para romper una de sus ventanas y abrirlo.

-Entra, ya!!- exigió, a lo que Javier obedeció.

El auto arrancó, las enfermeras llamaron a la policía inmediatamente.

-A dónde iremos ahora?- preguntó Javier algo exaltado.

-Tranquilo, yo me encargo de eso- respondió Caín al volante.

-No crees que sea sospechoso que me hayas secuestrado en mi propio auto?- preguntó de vuelta.

-Nah- respondió Caín mientras iba a toda velocidad.

La policía no tardó en llegar, la persecución comenzó, las llantas del auto sacaban humo, el cofre parecía una parrilla. -Detengase en nombre de la ley- dijo la patrulla por el altavoz.

El chico al volante hizo una maniobra y giró hacia una carretera en sentido contrario. -Caín!!- gritó el enfermero.
-Todo está bajo control- gritó de vuelta el conductor.

El auto esquivó a los demás en sentido contrario perdiendo así a la policía que venía siguiéndolos, luego se desviaron del camino entrando a un túnel bajo un puente donde por fin se detuvieron.

-No hagas ruido...- susurró Caín mientras se asomaba, en breve se escucharon las sirenas de policía atravesando el puente y pasando de largo.

-Nos perdieron?- preguntó Javier susurrando.

-Eso creo, no hay que movernos en unas horas por si acaso- respondió Caín ya en un tono de voz normal.

Ambos suspiraron, Javier rió un poco y dijo. -Mierda, no se en que me acabo de meter, este plan tuyo pudo haberte metido en problemas- Javier se acomodó en su asiento reclinandolo un poco. -Tu tranquilo, recuerda, si la policía pregunta, yo te secuestré- Respondió Caín.

Ambos se quedaron en silencio. -Oye Javi...- dijo Caín. -Si?- respondió Javier.
-Gracias...- agradeció. -Porque?- preguntó de vuelta el agitado chico. -Por ayudarme a escapar de mi vida...- respondió el que era su paciente. El que era su enfermero se sonrojó un poco. -No tienes porqué agradecerme... Yo... También quería escapar de mi vida...- Javier tocó su cara, estaba muy roja.

Ambos se quedaron en silencio después de eso.

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La respuesta siempre está en la pregunta

[Yaoi] El Misterio De Yokubo City Donde viven las historias. Descúbrelo ahora