Capítulo 22: Extiende tus alas para mí.

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"Y no hay nada que yo pueda hacer, cuando asustado me doy cuenta que el hombre araña va a cenarme esta noche. Tranquilamente él me sonríe y sacude su cabeza, ahora se arrastra más cerca, más cerca al pie de la cama. Y más suave que la sombra, y más rápido que las moscas, sus brazos están a mi alrededor, y su lengua en mis ojos. "Tranquilo, quédate quieto mi niño precioso, no te resistas así, solamente harás que te ame más. Es muy tarde para escapar o encender la luz, el hombre araña va a cenarte esta noche..." - Lullaby / The Cure.


Raquel cortó con cuidado la pequeña porción de pastel en su plato de porcelana y lo llevó hasta su boca. Un sonido placentero abandonó sus labios por la exquisitez que su paladar degustaba. La jovencita de orbes avellana le sonrió con simpatía.

-¡Esto está realmente delicioso! ¡Tú madre es una maestra para hornear pasteles, Eleanor!-

Halagó con impresión mientras cortaba otro pedacito de su porción y la volvía a llevar a su boca.

-Muchas gracias.-

Eleanor contestó con su tono más amable y le sonrió con dulzura. La castaña sorbió un poco de su té y observó de reojo a la mujer treintañera mientras lo hacía.

Ese pastel era producto de la panadería del centro de la ciudad, y ni en un millón de años su madre lograría hornear algo parecido. Sólo era una pequeña mentira piadosa, una excusa para ingresar a la vivienda, parecer la típica hija admirable de una vecina atenta y dejar una buena impresión.

Eleanor volvió a dejar la pequeña taza de té sobre la mesa ratona y se cruzó de piernas con refinamiento.

-¿Harry no está en la casa? Quisiera que él también probase un poco.-

Replicó, fingiendo interés por la presencia del chico con rulos, aunque ella bien sabía que a esas horas Harry trabajaba en la casa de Louis.

Raquel la observó con algo de sorpresa, pues aquella muchacha nunca se había llevado muy bien con su joven sobrino y que inquiriese por él la había dejado un tanto desconcertada.

-Él está trabajando. Usualmente no regresa hasta las ocho u ocho y media. Es depende del horario en que regrese la viej- Jay, de su trabajo. Pero no te preocupes, no me comeré todo, le dejaré alguna porción.-

Raquel soltó una cómica corta risa y volvió a centrarse en el postre en sus manos. Eleanor asintió con comprensión y la miró escrupulosamente como la muchachita remilgada que era. Arregló su falda formalmente y observó con disimulo hacía la planta alta; allí estaba el gran objeto que alegaba su presencia en la casa. Carraspeó suavemente.

-¿Podría pasar un momento al tocador? Si no es mucha molestia.-

Inquirió, apresurada por obtener en sus manos aquella íntima pertenencia del ojiverde.

-Por supuesto que sí muchacha, está arriba hacía la izquierda.-

Contestó la mujer, muy ocupada con su porción de pastel en mano como para notar la sonrisa maliciosa que se pintó en el rostro de Eleanor ante aquella oración. Sin perder tiempo, la joven se levantó con rapidez del sofá y subió con apuro las escaleras, haciendo rechinar los escalones bajo sus zapatos de cuero negro.

En cuanto llegó a la planta alta, observó hacía la puerta del baño, pero tomó el lado opuesto del pasillo, girando hacía la derecha.

Allí, al final del corredor, había una puerta de madera entreabierta. Una porción de luz solar se escapaba por aquella abertura, iluminando con sutileza el piso del pasillo.

As happened to Cinderella {Larry Stylinson} TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora