Tiempos Pacificos

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El amanecer del viernes, Lincoln Loud se hallaba acostado en su cama, el chico bosteza ya que recién se había levantado, las heridas de aquella pelea se estaban curando mas rápido de lo usual gracias al suero de regeneración celular, fabricado y patentado por Lisa Loud, aun así, la herida de la navaja le dolía, se aseguraba de cambiarse el vendaje diariamente para evitar infecciones, su madre había decidió que el resto de esa semana no iría a la escuela y en ese tiempo, Clyde, Kazu, Reyna, Nikki y Ronnie Anne le visitaban para dejarle las tareas y pasar tiempo con el.

Ronnie no podía evitar sentirse culpable al ver el vendaje en la mano de su amigo peliblanco, la culpa la mortificaba, le hacia perder el apetito... Por fortuna esos dos bastardos estarían fuera de escena por lo menos un año.

Lincoln notaba que Ronnie estaba desanimada, por lo cual la intentaba animar de todas las formas posibles, incluso haciéndole cosquillas en la barriga, este tipo de detalles enamoraba mas a la chica latina, la hacia sentir mas apegada a el... ¿Cómo era posible que con todo lo que paso siguiera siendo el mismo y ella no pudiera disculparse aun como es debido?

El peliblanco se queda viendo su mano vendada y piensa que debe tener mucha suerte, si no hubiera puesto su mano, la navaja se hubiera incrustado en su pecho, y las cosas hubieran resultado muy diferente.

El se levanta y toma su toalla y un cambio de ropa para irse al baño, por fortuna las hermanas que vivían aun en la casa se habían ido y el camino al baño estaba libre.

Después de ducharse y cambiarse se va hacia su cuarto, tenia que ponerse al día con un trabajo de la escuela, por suerte Lincoln es ambidiestro y su herida no era un obstáculo para escribir...

Ya llevaba rato haciendo su tarea cuando la voz de su madre le saca de su concentración.

-Lincoln, tienes visitas.- Dijo Rita desde las escaleras.

-Ehm... ¿Quién es?- Pregunto Lincoln mientras reanudaba su escritura.

-Es... Ronnie anne.- Dijo Rita.- Ella ya va hacia tu cuarto.

-"Que extraño"- Pensó Lincoln.- "A esta hora debería estar en la escuela".

No paso mucho tiempo antes que tocaran a la puerta del peliblanco, Lincoln le dice que pase y La chica latina entra a la habitación, cerrando la puerta atrás de si.

-¿Qué cuentas, Lame-O?- Saludo Ronnie.

-Yo estoy bien, Rarita.- Respondió Lincoln.- Pero ¿Tu no deberías estar en la escuela?

-Digamos que pedí permiso.- Dijo Ronnie.

-... Te escapaste, ¿Verdad?- Pregunto Lincoln.

-¿Qué? ¡No!.- Respondió la chica latina.- Le comente a mama que quería verte temprano y accedió.

-Ronnie...

-Bueno... Esta bien.- Dijo la chica latina.- Pero solo lo pienso hacer hoy... Veras, necesito decirte algo...

-¿Ah si?- Pregunto el peliblanco.- ¿Qué piensas decirme?

-Veras... Quería pedirte... Perdón...- Dijo Ronnie.

-¿Perdón? ¿Por qué te tendrías que disculpar?- Pregunto Lincoln.

-Es que... Si no fuera por mi, no habrías recibido tal daño en tu mano.- Dijo Ronnie.- Discúlpame por no... No haber hecho nada...

Aquella chica ruda no pudo contener algunas lagrimas, de verdad le dolía ver que por su culpa, su amigo había recibido un daño muy fuerte en su mano... Si tan solo hubiera tenido la valentía de pelear junto a el nada de eso hubiera pasado, Lincoln solo presenciaba como su amiguita exponía su lado sensible mientras lagrimas de dolor corrían por sus mejillas.

Mi Dulce  y Ruda Novia (TLH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora