Prologo

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Deku se encontraba sobre su espaciosa cama, removiéndose, buscando el olor de su esposo sin éxito, se movió de lado hasta que una almohada de su esposo llegó a su poder, la apretujó entre sus brazos y la olió fuertemente sintiendo la exaltación pasar por sus fosas nasales hasta que una puerta llamante lo obligó a volver a sus cinco sentidos.

-disculpen, señor izuku, el desayuno está preparado, la agenda de hoy es un poco apretada y tiene una cita temprano con la doctora familiar- mencionó una voz masculina desde afuera de la habitación haciendo que izuku removiera y se levantara tallando sus ojos quedando en silencio- señor izuku esta despierto?- volvió a preguntar insistente la voz del otro lado de la puerta

-kacchan?- fue su respuesta a lo cual del otro lado se abrió la puerta dejando ver a un pelo rojo sonriente

-esperándolo en el comedor- dijo amenamente viendo cómo en el rostro del pelo verde se formaba una grandiosa sonrisa de oreja a oreja

Deku salió con su pijamada de la habitación; recorriendo su gran mansión estilo japonés tradicional, llegando a su comedor lo notó, sentado, leyendo su periódico, tomando con una mano su taza de café, sonriente se dirigió hasta él en un abrazo.

-deku idiota, no deberías de correr, podrías hacerte daño a ti o a la cosa en tu estómago- dijo el joven rubio enojado correspondiendo al abrazo

-solo quería llegar rápido, no suelo desayunar muy seguido contigo- respondió mientras tomaba asiento

Katsuki hizo una seña para que trajeran el desayuno a su esposo mientras este solo lo observaba fijamente mientras sonreía.

Izuku y katsuki, un omega y alfa correspondiente mente, se encontraban "felizmente casados"; conocidos de toda la vida y prometidos desde la secundaria; izuku había nacido omega y sin quirk, un pequeño el cual había sido abandonado después de nacer y para su suerte o desgraciad llegó a la entrada de una familia mafiosa, muy poderosa, el pequeño izuku creció y fue prometido, se le enseñó disciplinas y manejos de armas y dinero, todo para que algún día llegara a ser parte de la cabecilla familiar; en tanto a katsuki se le crió con disciplina, nacido en bandeja de oro obtuvo lo que quiso, con un quirk tan fuerte logró someter a varios a excepción de uno, aquel omega que le fue prometido y del cual no pudo evitar enamorarse.

Después de su matrimonio y la unión de sus bandas pasaron algunos años hasta ese momento, deku y katsuki contaban apenas con 25 años y se encontraban esperando a su pequeño bebé; con una panza de cinco meses deku seguía sorprendiendo a muchas personas, incluso después de que su misterioso "quirk" apareciera.

-kacchan, tienes planes para hoy?- pregunto el joven mientras jugaba con su comida

-claro deku idiota, manejas una mafia solo no es tan fácil- le respondió para luego mirar de reojo a su amado y ver su rostro tristeza; por un momento se maldijo y suspiro- tengo unas reuniones, pero si te refieres a que si iré al ultrasonido de mi hijo es claro, no me lo perdería deku idiota- le volvió a responder girando su rostro y tomando la mano de su amado sin verle aunque ya tenía en cuenta que en su cara ya había una sonrisa.

Dulces mordidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora