El invierno cae antes de lo esperado. A diferencia del típico clima cálido y caluroso de la hoja, en esos momentos los copos de nieve caen desde el cielo y el viento es gélido, capaz de congelar a cualquiera. Las nubes permanecen grises pero igualmente los rayos de sol se filtran entre ellas, un día que puede considerarse agradable y tranquilo.
El paisaje de la aldea se pinta de blanco, la mayoría usan ropas gruesas y bufandas. Los días de diciembre pasan rápido y son las noches que se sienten más duraderas. Konoha era un lugar hermoso en aquella temporada invernal que cala hasta los huesos y hace temblar al más fuerte.
No hay necesidad de apurar a que llegue el calor abrasador con el que conviven a diario, así que sólo se disponen a disfrutar el frío. Muñecos de nieve son vistos por las calles a pesar de que están siendo reconstruidas, la pureza del blanco le da tranquilidad a las personas, y las ayuda a cargar con el duelo después de las semanas que han pasado.
Parece resurgir, nacer de nuevo.
Así como también llega el nacimiento tan esperado por cierto clan.
Los gritos de dolor se escuchaban por cada habitación de la mansión. El sudor escurre por una fina y la blanquecina piel debido al esfuerzo hecho a cada segundo. La exasperación ajena de las personas ocasionaba que los movimientos fueran rápidos y nerviosos pero a la vez firmes, era un momento tan importante que nada debía de salir de control, todo debía de estar al margen. El nacimiento de la princesa Hyuga.
—¡Ahg, Dios!
La mujer de cabellera azulada apretaba los dientes y daba gritos de dolor, pujando por la nueva vida que llegaría al mundo. Su mano sostiene con fuerza la de su esposo; Hiashi Hyuga, quien mantenía un semblante fruncido por el constante dolor asfixiante en su mano y por el parto. Sin querer admitirlo, estaba igual o aún más nervioso que su esposa. Aunque ambos esperaban ansiosos el nacimiento por motivos diferentes, la pareja trataba de apoyarse mutuamente en lo que podía; siendo aquel la pelea de que su primogénita naciera.
—¡Puja, puedo ver la cabeza!
La partera habló con firmeza permaneciendo entre las piernas de la joven mujer. Su propio sudor escurría por su frente, porque si algo malo pasaba las consecuencias eran inimaginables. No podía cometer error alguno, además que la vida de la pequeña heredera estaba en sus manos.
Un grito más de dolor resonó entre las paredes y tiempo después el llanto del recién nacido tomó el lugar de los lamentos de la nueva madre. La mujer ya algo mayor tomo entre sus brazos al bebé, haciendo varios procedimientos ante la atenta y exhausta mirada de la fémina. La recién madre Hyuga sólo pudo suspirar con cansancio sintiendo un peso menos de encima, y al fin con la felicidad rebosando en su pecho al escuchar los sollozos de su primer hijo.
Las demás miembros presentes del clan se movieron con rapidez acatando cada orden solicitada. La madre apenas podía diferenciar cada uno de los pasos debido a su visión borrosa por la fatiga. Recuperó la respiración y una débil sonrisa se dibujó en sus labios cuando notó la figura principal acercarse a ella con su bebé entre brazos.
—Es una niña sana y fuerte — la partera entregó a la pequeña criatura envuelta en varias telas blancas a los brazos de su madre, que a pesar de la sangre aun impregnada en el pequeño rostro y apenas cabello de su pequeña, besó su frente con adoración, dejando salir un par de cristalinas lagrimas al ver a su amor materializado en una hermosa nueva vida.
—Bienvenida, Hinata.
La conmoción era palpable en su voz. Un sonido dulce y comprensivo, abrazando con delicadeza cada centímetro de su pequeña. La mujer no pudo detener sus lágrimas que salían sin obstáculos, una a una haciendo que sus ojos plata parecieran aún más brillosos de lo que ya de por sí eran.
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𝗘𝗡𝗘𝗠𝗬
Fanfictionㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤ sasuhina au !¡ 𝐄 | ❝Te juro que jamás seré un santo.❞ - sasuhina fanfic. - los personajes no me pertenecen, sino a su respectivo creador: M. Kishimoto. - actualizaciones lentas. - título cambiado. [En edición]