capítulo dos

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Eran blancos... como las nubes blancas en primavera o como una hoja de papel vacía. Podía pasarse horas observando el par de ojos que siempre le causaban curiosidad. Sasuke no había sido considerado un niño demasiado curioso, pero cuando se trataba de los ojos de su hermana, él simplemente no podía dejar de mirarlos.

Los recuerda desde que tenía uso de razón; ese color blanquecino opaco en sus ojos que solo llegaba a brillar cuando Hinata estaba a punto de estallar en llanto. Era normal que sus orbes se pusieran acuosos después de un par de palabras hirientes que salían de bocas ajenas. Allí estaba uno de sus otros conflictos, ¿qué tenían los ojos de Hinata que la volvían el centro de burlas dentro de su propio clan? O como aquel día caluroso en la academia donde tuvo que dejarlos expuestos debido al calor y rápidamente los susurros comenzaron a evadir el aula hasta casi rebosar.

Él no lo sabía. Sasuke no notaba nada malo en su hermana, al menos en sus primeros años. Donde sus vagos recuerdos le mostraban como jugaban inofensivamente con almohadas o las sábanas recién lavadas de su madre. La ceguera de Hinata nunca había sido un impedimento para que ambos disfrutaran de diferentes juegos o experiencias. Sasuke en su mayoría había percibido a Hinata como su igual, así como se lo habían inculcado sus padres desde un comienzo.

Sus padres. Sasuke frunció el ceño, apretando fuertemente sus labios al sentir diferentes tipos de sentimientos ante aquello. "¿Por qué lo hizo? ¿Por qué él-...?" Antes de que pudiera continuar cayendo en un espiral cubierta de oscuridad, su línea de pensamiento se detuvo al sentir el ligero y calmado roce de su hombro proveniente de su hermana. Sasuke soltó el aire que no sabía que estaba reteniendo y volteó a mirar a Hinata, quien estaba callada intentando caminar a su lado con la cabeza erguida y oídos atentos. Decide devolverle el tacto juntando su cuerpo más al suyo.

No fue hasta en un momento exacto en el que entendió porque su madre protegía tanto a Hinata...

¿No pasará nada si lo hacemos?

Claro que no, Hinata. El equilibrio es importante para un shinobi... Lo escuché de los chicos del clan.

Ambos pequeños se encontraban en un lago artificial ubicado en las cercanías del barrio Uchiha. Un Sasuke emocionado sonrió desafiante antes de ver la hilera de rocas que sobresalían de la superficie del agua clara. Lo más probable es que estuvieran allí de forma decorativa, ya que los ninjas más avanzados podían caminar sobre el agua.

Pero le dijiste a madre que iríamos por brochetas de pescado.

Sasuke que en ese momento seguía sosteniendo la mano de su hermana; bufó exasperado. Su reacción ocasionó un pequeño encogimiento de hombros por parte de Hinata que seguía inmóvil a pesar de la idea maravillosa que había tenido. Ella no podía ver, pero tenía demasiadas sospechas de que era una actividad peligrosa, su instinto gritaba con fuerza que no diera ningún paso más.

Sin embargo, el Uchiha seguía siendo un niño después de todo. No contaba con la madurez necesaria para darse cuenta de que la ceguera de Hinata y el agua profunda del lago no se llevaban. Era un simple sentido común que probablemente su mente infantil y frustrada por la falta de atención de su padre aún no entendía. Parecía ser algo sencillo para él, pero era claro que para Hinata se trataba de una actividad de riesgo, lamentablemente no se estaba dando cuenta de la gravedad de la situación.

— Vamos, Hinata — Sasuke habló con un ligero tono desesperado al final de sus palabras —. No seas una bebita, ¿quieres que padre siempre te tome así? ¿como una bebita?

Al ver los labios fruncidos de la menor y sus cejas juntas, Sasuke sabía que había dado justo en el clavo. No esperó más una respuesta de parte de ella y se encaminó a la orilla comenzando a dar zancadas para ir de una roca a otra, al principio tomándose el tiempo para sostener la mano de su hermana con cada movimiento. Una sonrisa triunfante apareció en sus labios y su ánimo burbujeó hiperactivo, estaba tan emocionado que no se daba cuenta de las consecuencias, o de que Hinata apenas y de milagro se sostenía de pie tratando de intuir en qué lugar había pisado. La Uchiha menor a su corta edad había aprendido a poder estabilizarse sola y guiarse en zonas desniveladas gracias a sus hermanos mayores, pero esto completamente se salía de la zona de confort de la pequeña niña.

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⏰ Última actualización: Dec 17, 2023 ⏰

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