Capitulo 18

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Este capitulo es solo apto para mayores de 18 años contiene contenido sexual


Empecemos


Escrito de malayerba



¡MAMÁLO HIJUEPUTA! (+18)

—¿Me dirás que ocurre?

—mmmm, aaaahhh— suspiró, —es que... me pica el culo— añadió avergonzada,

—ppffff JAJAJAJAJA temo que el arroz de la empana voló hasta la mesa contigua, exploté en un tsunami de risa justo cuando tenía la boca llena,

—¡no es gracioso!,

—no, claro que no, a nadie le gusta aquello, pero me ha tomado por sorpresa, le dije,

—no me quiero rascar aquí, pero de verdad que no aguanto,

—ven, sientate en en mis piernas, le propuse,

—bueno,

y se sentó de manera que discretamente se aliviara la picazón mientas simulaba acariciarme, pero la susodicha estaba estrenando un jean verde petróleo y la uña no pudo acceder al lugar por encima de la ropa, y meterse las manos debajo del pantalón no era algo que haría pues aparentar modales y decencia era lo máximo para ella.

—De acuerdo, busquemos un baño entonces—, apremié, y salimos del pequeño local de comidas rápidas,

su caminar era divertido puesto que al hacerlo intentaba que rozaran sus nalgas reduciendo así la comezón, pero el acto produjo el efecto contrario y aumentó más,

—¡okay es suficiente!— gritó,

yo reí de nuevo, y me arrastró de la mano a uno de esos lugares que me producen desobligo: un salón de los testigos de Jehová que estaba justo en frente,

entramos afanados y una cuarentona con falda nos recibió con esa amabilidad fingida que aquellos creyentes usan, mi compañera pidió permiso para el baño con urgencia, le aceptaron y se perdió en el fondo,

yo me quedé un momento ahí escuchando las palabras del altísimo, pero al cabo de un rato se tornó aburrido y fui hacia el baño a esperar a Eliza (era con quien andaba por si no ha quedado claro),

saqué el celular para distraerme un rato, pero no había señal en el lugar,

toqué la puerta y le pregunté que ocurría,

—¡Cielos!, dame un segundo, me dijo y en un momento abrió la puerta, yo ingresé al estrecho lugar,

—creí que solo querrías eliminar la piquiña,

—si, pero aproveché a orinar,

—mmm ya veo, dije sin pensar fijando mi vista en sus pechos,

—¿qué miras?

—a ti,

—ajá, ¿y por eso se te ha puesto duro?

—jajaja, no puedo controlar eso, dije mientras arreglaba mi verga que se estaba estrujando con el boxer,

—presta pues, me dijo, y procedió a desabotonar mi pantalón, sacó mi verga ya erecta y se la llevó a la boca,

aquella escena me calentó bastante, ella sentada ahí en el inodoro, poco espacio en el baño para dos, pero suficiente para movernos un poco,

Anatomia (Poemario) MuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora