No se cuanto duro el vuelo, tampoco es que me interesara demasiado saberlo en realidad. Estoy seguro que mi madre estuvo todo el vuelo despierta y ansiosa por llegar a nuestro destino, la conozco demasiado bien. La conozco tan bien que se que lo primero que haremos al salir del aeropuerto no será ir a nuestra nueva casa a desempacar. Podría apostar cualquier cosa a que iríamos a anotarme en mi nueva escuela.
A veces odio conocerla tanto. Acá estoy, sentado en la oficina del director Blackhole. Es un hombre un tanto... peculiar, y eso se los dice un chico que de normal tiene bastante poco.
No es que me desagrade, claro que no, nunca hizo nada en contra mio, ni siquiera se ha sorprendido o siquiera dicho algo con respecto a mis ojos. Eso es un punto a favor, o eso creo. Se ofreció a darnos un recorrido por las instalaciones, antes de que terminara de pronunciar la última palabra de su no muy extenso ofrecimiento, me había puesto de pie con una sonrisa un tanto forzada. Sabía que mi mamá aceptaría sin hacer preguntas.
Salimos de la oficina de Blackhole y caminamos por un pasillo que conducía a una especie de patio interno el cual era rodeado por una galería a la cual accedías mediante dos escaleras de madera pulida. Mientras ellos conversaban, yo miraba los peldaños como si fueran la cosa más interesante que alguna vez había visto. Y para mi sorpresa, note una mancha de sangre algo vieja, como si hubiera estado ahí por años. Me imagine una escena un tanto graciosa en la cual un chico que llevaba bastante prisa cargaba un par de libros tropezaba con un papel y se lastimaba la rodilla mientras los libros se le desparramaban por la escalera y maldecía en todas las lenguas existentes. No pude contener una ligera carcajada que llamó la atención de los adultos, solo sonreí de manera inocente mientras fingía escuchar e interesarme por lo que Blackhole decía.
Nos mostró todas las aulas, el auditorio, la sala de reuniones del consejo estudiantil, el aula de informática, el salón de arte, el laboratorio y, a mi parecer, la mejor sala del colegio... la sala de música, puedo jurar que mi expresión era digna de un retrato, mi boca se abrió de la impresión y sentí como babeaba. La sala era tan grande como el auditorio, que era MUY grande, y tenía instrumentos de todo tipo, supe en ese instante que me anotaría en cualquier actividad extracurricular o curricular que implicara el salón de música.
Cuando el recorrido termino, salí de la institución junto a mi madre y por fin nos dirigimos a nuestra nueva casa. Me sorprendí bastante por el simple hecho de que estaba en un barrio bastante exclusivo. No estaba acostumbrado a este tipo de ambiente, definitivamente no lo estaba. Entramos y nos topamos con una sala de estar bastante linda e iluminada. Mamá me dijo que podría elegir mi habitación, subí las escaleras e inspeccione cada una de ellas, hasta que vi otra escalera que llevaba a un ático bastante lindo y decidí que sería mi habitación. Tenía una linda vista a nuestro jardín, que salía a un lindo acantilado, estábamos en la partee alta de la ciudad. Podría acostumbrarme a esto, sonreí y luego me acorde que tenía que llamar a mi pandilla.
Luego de llamar a Electra para decirle que estaba sano y salvo, llame a los simios para decirles exactamente lo mismo.
Mientras el camión llegaba con nuestras cosas, me dedique a salir a dar una vuelta por el barrio.
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El chico con heterocromia
RomanceSer adolescente no es fácil, claro que no, el instituto, las peleas con tus padres, independizarse poco a poco, el tema de los amigos para la mayoría no es un problema, no entro en esa mayoría. Mudarse no es fácil, menos si tienes un "problema" com...