Los mellizos.

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Subí al autobús, la mayoría de los puestos estaban ocupados, apenas me vieron empezaron los murmullos, trataba de ignorarlos, me senté en la primera fila, no había nadie sentado a mi lado, este día no podía ser mejor' nadie me lo podía arruinar.

Hubo una parada en la que el autobús freno bruscamente y me tuve que sostener de la silla para no caerme, la puerta se ha brío y entraron dos chicos, yo les podría llegar al pecho, creó que eran mellizos no estoy segura, tenían parecidos pero no eran iguales, uno era mono, el otro castaño, pero los dos tenían los ojos verdes, uno de ellos, el castaño volteo a verme, nuestras miradas se cruzaron solo por un segundo, aparte la mirada y mire mis zapatos desgastados.

Sentí que el asiento a mi lado se hundía, no me atrevía a mirar quien era, ¿y si era alguna de esas zorra que fueron atacados por una crayola y venia a dañarme el día? Comienzo a retorcer mis mano nerviosa.

-Hola-Escuche una voz, me voltio y veo  al   chico de pelo castaño, le muestro una sonrisa tímida en forma de saludo y el me devuelve una sonrisa que enamoraria a cualquiera, pero... ¿que estoy pensando? Yo no puedo enamorarme de nadie, nadie siquiera seria mi amigo si supiera mi historia.

-Y... ¿Cual es tu nombre?- Pregunta, puedo sentir que una sonrisa se esparce por su cara.

-Alex-Respondo en voz baja, creo que demasiada, no creo que me allá escuchado. Hubo un largo e incómodo silencio.

-Yo me llamo christopher, pero mis amigos me llaman chris-Tuve que hacer un gran esfuerzo por reprimir una sonrisa ¿Quien le pone a su hijo Christopher? No creo que allá disimulado mi sonrisa muy bien- Si lo se es horrible.

- Tranquilo, mi nombre completo es Alexandra-Los dos nos reímos a carcajadas al darnos cuenta de que los dos teníamos nombres horribles.

Apenas llegue al colegio quede con la boca abierta, mi padre se exagero con lo de la elección del colegio, parece un castillo de la edad media, y yo que tengo un pésimo sentido de la orientación, ¿Como mierda voy a encontrar el salón de química?

- ¡ Oye Alex, espera!-me volteo y veo a chris corriendo hacia mi-¿ Cual es tu primera clase?

- Química- Le respondo indiferentemente.

- y... ¿Sabes donde esta el salon?

- Nop

- Creo que a mi hermano le toca química, le puedo decir que te acompañe.

- Ho, no, no hace falta puedo encontrarlo yo sola.

- Ho vamos no seas tímida, igual no creó que sea una molestia para el.

- Igual no sabemos donde esta - En ese momento paso el hermano de chris, el volteo y me miro alzando una ceja.

- oye col, ¿Te toca química?- Le pregunta chris a su hermano, que al parecer se llama col.

- Si ¿Por?- pregunto col

- Para que acompañes a Alex- Dijo chris señalándome, col me miro de la cabeza a los pies y me lanzo una mirada de asco.

- No pienso dejar que me vean con ella - Al decir eso se me subió el coraje, ¿Que quería decir con eso? Le lanzo una de esas miradas que matan y me doy la vuelta hacia el gran castillo medieval, no necesito de nadie para buscar un salón, puedo arreglar melas sola, he vivido toda mi vida cuidando de mi hermano y de mi, no necesito de nadie para encontrar un salón.

Voy casi corriendo hacia el gran castillo, cuando paso por la puerta no me da tiempo de reparar la magnifica construcción, simplemente me dirijo hacia el salón de química con ayuda del mapa, me voy a demorar en encontrarlo,pero no voy a permitir que me humillen así.

Llego diez minutos tarde a clase de química, pero al menos llegue. Me paro en la puerta tomo aire y toco, el profesor me abre la puerta, no debe tener mas de 40 años.

- Llega tarde- Me dice, como si no lo supiera,pienso.

- Lo se- Le respondo.

- Pase, tome asiento- Recorrí el salón con la mirada, y mi mirada se poso en el único asiento libre, lo que me faltaba, ahora tenia que sentarme al lado de col.

Recorrió todo el salón, toda la clase esta mirándome, me siento y comienzo a tomar nota. Col me ignoraba, lo cual agradecí mucho ya que yo también lo ignore. Todo el día me la pase de clase en clase y sentándome solo en la cafetería, cada que pasaba por los pasillos todos me abrían paso como si fuera un bicho raro, y lo soy, los murmullos no acababan, pero lo peor de todo fue el llegar a mi casa.

En Busca de la FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora