Prólogo

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NA: ¡Hola, bienvenidos amores! Como lo prometido es deuda, aquí vengo con la segunda parte de "Trato Hecho". Si todavía no has leído la primera, ¿a qué esperas? Puedes encontrarla fácilmente en mi perfil, te recomiendo pasarte por allí antes de comenzar la lectura de esta historia para que puedas entender el desarrollo de los personajes y sus relaciones :)

Estoy muy feliz de saber que esa historia gustó tanto que la mayoría quiso que escribiera más sobre ella. Como habéis podido leer en el título, este será "El último trato", así que saboread cada capítulo porque después de que Hermione y Pansy hagan de las suyas una vez más no habrá continuación. Llevo meses pensando en esta historia, la imaginé en mi mente incluso antes de terminar "Trato Hecho" y creo firmemente que sumará a la primera parte (de haber pensado que restaría, lo hubiera dejado como estaba)

Serán pocos capítulos, tal vez seis o siete, y de una extensión que variará entre las 3000 y las 5000 palabras.

A continuación leeréis el prólogo, que no es más que una continuación del final de TH, más que nada para poner en situación y terminar de atar algunos cabos sueltos. No he querido profundizar demasiado en él porque la historia tomará un rumbo completamente diferente y no quería alargarme, pero tampoco quería dejar de escribir sobre lo que muchas esperáis leer ahora.

Por último, os agradezco el apoyo infinito e incondicional que recibo de vosotros. Gracias por tanto.

Prólogo: 5 años antes.

Pansy se miró una última vez en el espejo de pie de aquella sala inmaculada. Sus dedos acariciaron las perlas de su cuello con suavidad y delicadeza, como si realmente temiera romperlas con su tacto. No podía dejar de mirarlas, no después de aquellas palabras que Snape le había dicho la noche anterior:

"Pertenecieron a mi madre, pero ahora son tuyas".

Cerró los ojos un instante, mordiéndose un labio repetidas veces con nerviosismo. Cómo hubiera querido que las cosas con la suya hubieran sido diferentes, que la hubiera amado como una madre debe amar a sus hijos y la hubiera estrechado entre sus brazos con felicidad al conocer la noticia de su compromiso. Pero no, aquella tarde primaveral ella no la esperaba ahí fuera.

Movió la cabeza con la intención de desechar esos pensamientos de su mente. Sus manos fueron directas, entonces, a la suave tela del largo vestido que llevaba, haciendo que una sensación abrumadora se agarrara a su pecho de repente. Contuvo el aliento al empezar a ser consciente de todo. Sí, el reflejo en el espejo mostraba a una mujer en un vestido blanco, vestido que se ceñía a sus curvas y caía a sus pies de manera casi majestuosa, entre encaje y encaje.

—¿Pero qué te has hecho en los labios? —esa voz la trajo de nuevo a la realidad de manera abrupta.

Los ojos de Pansy volaron entonces a la chica que negaba con la cabeza mientras buscaba el labial en la mesa con todos los preparativos. La vio encontrarlo y tomarlo con manos firmes, volver hacia ella y repasar su maquillaje. Eso era lo que hacían las damas de honor, ¿verdad? Procurar que la novia estuviera perfecta para la ceremonia.

—Creo que nunca te he agradecido lo suficiente lo que hiciste por mí en su momento —las palabras de Pansy salieron inesperadamente de sus labios cuando Hermione terminó de arreglarlos. La aludida se mostró visiblemente sorprendida—. No estaría a punto de casarme con el hombre de mis sueños de no ser por tu ayuda.

—Fue una ayuda mutua —le recordó ella, dedicándole una sonrisa encantadora—. Yo también conseguí mi premio.

—Pues espero que el premio te pida matrimonio pronto si no quiere vérselas conmigo.

El último tratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora