Capítulo 1

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"Estaba en el mar y las suaves olas azotaban mi cuerpo desnudo; la brisa me llevaba a la deriva en el gran océano. El oscuro azul de las profundidades me asustaba, mi padre nunca había estado pero ahora tampoco estaba mi madre. Flotaba sobre un trozo de madera, no entendía que pasaba, no sabía que hacer. Divisé un barco a lo lejos y me llevo medio día alcanzarlo, sabía que era mi salvación. Era una gran nadadora y aunque era pequeña llegue a la conclusión de que me habría dormido, de que mamá me habría llevado en aquel barco, no era nuestro velero pero mamá solía tener muchos novios. Poco a poco una pequeña playa me tranquilizaba cada vez más y aunque el sabor a mar en mis labios no era agradable, finalmente llegue al barco pensando que encontraría algo más que agua para saciar mi sed.

-Mamá, mamá- grité pero no había nadie, busqué por todas partes a mi madre y a su supuesto novio, pero allí no había nadie y lo peor, en aquel barco no había nada, según mis recuerdos era como un tanque militar, plateado y oscuro. Hasta el momento había sido madura pero al verme completamente sola y con tan sólo siete años, comencé a llorar, a llorar y a llorar pero seguía sin aparecer mamá. Me hice una bolita en la esquina de un camarote y espere a que el tiempo pasara, me dormí pensando que al amanecer todo habría pasado, habría sido un sueño, una pesadilla.

Me desperté de un salto, asustada, seguía sin entender. Me froté la cara con mis manos -Ay- gemí, algo me arañó, en mi muñeca derecha encontré una pulsera, parecía de plástico pero en realidad era como una lámina muy fina de metal con un número, 1 y varias letras en chino que nunca he llegado a entender. Se parecía la típica pulsera que te ponen en un parque de atracciones y sonreí; recordé ese día con mi madre y su novio en el parque de atracciones.

Estaba muerta de hambre, me agobié, me sentí encerrada en ese camarote, atada con esa pulsera; mis pulsaciones aumentaron, lo sentí; mi respiración se aceleró. Agarré la pulsera, se oía el mar, se olía la sal, se mascaba el silencio; tiré de la pulsera, de repente un pitido ensordecedor me envolvió. No recuerdo que pasó después, es posible que me desmayara porque no recuerdo más hasta el día siguiente.

Ese día no tenía hambre ni sed, estaba saciada, salí del barco más tranquila, sabía que esto nunca lo entendería y me tendría que dedicar a sobrevivir, tenía que investigar. Me se senté en la borda, el barco estaba encallado en la arena, en la playa.

Cada segundo era más extraño. Salté para llegar a la arena y en ese momento me acorde de mi alma. Al parecer nuestro mundo era igual a como vivían nuestros antepasados hace un siglo, el siglo veintiuno, pero con una diferencia, todos teníamos alma, nuestra alma era un animal, un animal que siempre nos acompañaba, que era parte de nosotros, que nos protegía, nos enseñaba, no ayudaba, nos amaba. Cuando una persona nacía, tenía veintiún días para declarar a las autoridades su alma, un animal que aparecía y sin darte cuenta se encontraba al lado de el bebé por sorpresa.

Lo más común era lo que antiguamente llamaban <animales de compañía>, mi madre tenía un conejo. El alma podía decir mucho de tu personalidad, mirando la forma de actuar de un alma se conocía parte de la persona. Nuestro cerebro había evolucionado muy poco, sólo podíamos conectar con nuestra alma, con ese animal que formaba parte de nosotros. La gente solía utilizar a su alma como mascota o como un esclavo a su manera, un animal no podía hacer mucho. El mejor alma que había existido jamás era un elefante, de un gran jeque árabe. Tu familia y tu entorno influye en tu alma y cuando yo nací no tenía alma, mamá consiguió un animal para simular que era mi alma porque los días pasaban y no aparecía ninguno, conseguimos engañar a las autoridades pero no era fácil, un alma te sigue un animal no, pero lo peor era que una persona muere si no tiene alma y por eso mamá me cuidaba tanto. Siempre pensaba que mi alma estaba de camino pero tenía dificultades para llegar. Últimamente la Tierra estaba en alerta, algo o alguien estaba robando las almas y estaba muriendo mucha gente..."

Mi antiguo móvil empezó a sonar.

-¿Hola?- pregunté, no tenía muchos amigos.

-Tu trabajas en la finca de mi padre ¿verdad?.

-Señorito Tomlinson, mañana tendrá todo preparado para cuando vuelva, disculpe pero... ¿Va a venir acompañado?

-No creo.

-Le prepararé para que usted descanse.

-O lo que quiera ¿no?

-Si Señor.

-¿Con quién hablo?

-Con Harry Señor.

-Tienes un nombre sexi, tutelame.

-No creo que eso le guste a su padre.

-Vale.

-Hasta mañana, que descanse- y colgué. Ahora me vacila mi móvil soñó de nuevo.

-¡¿Qué?!- grité enfadado.

-Oye, oye te he dicho que me tuteles.

-Perdón Señor.

-Han cambiado el vuelo, a las tres de la mañana estoy allí, tendrás el placer de conocerme antes de lo que pensabas- Arrogante pensó, comenzó a dar vueltas un lápiz en su mano.

-De acuerdo Señor, iré a preparar su habitación para recibirle y colgué de nuevo.

Harry se puso a dibujar hasta darse cuenta de lo que tenía que hacer.

Era una gran habitación, con una cama de matrimonio y un baño interior, con un armario de doble puerta empotrado y una alfombra preciosa, todo en tonos plateados y negros mezclados con tonos rojos, limpié cada estantería, cada ventana, fregué todo el suelo, hice la cama, limpie el baño propio y llené todo de colonia. Barrí toda la terraza, tenía dos hamacas y una mesita. Me di cuenta que debía llenar su minibar, salí corriendo a la bodega y llené completamente su minibar, me imaginé que sería el típico chico que le encanta la fiesta, las chicas, el alcohol y el sexo; por lo que me tomé la libertad de poner en su mesilla de noche una caja de preservativos y un par de lubricantes, uno normal y otro de frambuesa, mi favorito.

De repente observé la única foto de la habitación; salía Louis, todavía no le conocía y observé detenidamente la foto; sonriente con unas gafas de sol y un poco de barba miraba a la cámara con felicidad, era guapo y seguramente arrogante.

El taxi sonó, Louis pensé. Bajé corriendo las escaleras hasta llegar al piso de abajo,me coloqué el traje y abrí la puerta. Desde ese momento me dedicaría en cuerpo y alma al Señor Tomlinson.

Serve And Be ServedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora