Epílogo.

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Epílogo.

Alemania.

Seis años después.

Lara veía a Didier con profunda pena reflejada en los ojos. O al menos, eso era lo que creía ella. Lo cierto era que en los ojos de Didier aún se reflejaba el amor, que era lo que ponía la pena en los ojos de ella.

- Fui un idiota.- dijo él.- Lo fui.

Lara optó por no responder. Hubiese sido peor darle la razón, y hubiese sido hipocresía desmentirlo. Didier paseó la mirada por todo el lugar y después volvió a fijarse en Lara, quien no había cambiado su expresión.

- Él no vino contigo.- comentó Didier, refiriéndose obviamente a Bryan.

- No, porque se lo pedí.- respondió Lara, tranquila.- Soy yo quien debe terminar contigo, no él.

- Esperaba que eso pudiera corregirse.- musitó Didier.- Fui un idiota, porque no me di cuenta que te amo y que nunca dejé de amarte.

- ¿Y esperaste tanto tiempo para venir a decírmelo?.- bufó Lara.- Didier, siempre desperdiciaste oportunidades y ésta no fue la excepción. Todo acabó entre nosotros, yo estoy casada con Bryan y lo amo.

- Me volví loco cuando supe que te habías casado.- confesó Didier, con voz trémula.- Así como también enloquecí cuando supe que tenías otra hija de él... Me enfermé de celos, pero no lo quise admitir. Me conseguí otra mujer, tuve un hijo, pero ni así logré olvidarte.

- Lo siento en verdad, Didier.- Lara sintió compasión y, sí, quizás algo de lástima.- Pero lo nuestro no terminó cuando me casé ni cuanto tuve a Chiara, ni cuando te marchaste a África y abandonaste a tu hija; lo hizo desde mucho antes, cuando aun estábamos juntos, terminó en el momento en el que yo dejé de desearte y tú no te diste cuenta. No iba a funcionar, Didier, bien lo sabíamos.

Él cerró los ojos, dolido, sabiendo que ella decía la verdad. Las cosas entre ellos llevaban tiempo marchando mal, pero Didier no había querido admitirlo ni hacer nada por corregirlo. Y ahora estaba pagando el precio, pues sabía que él había esperado demasiado tiempo para actuar, y ahora era demasiado tarde.

- ¿Y Larita?.- preguntó Didier por su hija.

- ¡Ja!.- bufó Lara, con sarcasmo.- ¿Ahora sí te acuerdas que tienes una hija? ¿Te costaba mucho trabajo el mandarle una carta de vez en cuando? Ya veo que sí, lo que no entiendo es por qué crees que después de años de abandono, ella va a querer volver a verte.

- ¿No le dijiste que quería verla?.- comentó Didier.- La verdad... Me animé a venir a Europa porque deseaba verla. Vi el otro día una revista en donde aparecía ella modelando, y vaya, es hermosa, hermosísima, no creí que estuviese tan crecida ni tan bella, se parece tanto a ti... Y quiero verla, es mi hija, quiero estar con ella... Pero usa el apellido Cruyffort, no el tuyo... Ni el mío... No fue justo que hicieras eso, Lara, no sabes lo mal que me sentí al leer el nombre de Lara Lizzet Cruyffort.

- Es tu hija biológica tal vez, pero nada más.- replicó Lara, fríamente.- Ella adoptó el apellido del que considera su verdadero padre, yo no tuve nada que ver en eso. Lizzie quiso que la adoptara Bryan, así que a mí no me culpes. Ni a ella. Lizzie se fue con el hombre que le ha dado el amor de padre que ella tanto buscó y que tú no le diste.

- ¿Ella quiso usar ese apellido?.- Didier estaba sorprendido.- Pero... ¿Le has dicho que quiero verla? Quizás ella quiera... Yo quiero corregir mis errores, recuperar el tiempo perdido, y quizás ella quiera...

Didier iba a decir: "Quizás ella quiera adoptar mi apellido", pero se detuvo. Algo en los ojos gris azulado de Lara le dijo que no iba a ser tan fácil como él creía y quería.

- Lizzie no quiere verte, Didier.- dijo Lara, despacio.- Ella es feliz ahora, con la familia que tiene, y el padre que tiene. Le mostré tu carta, Lizzie muy tranquilamente me pidió que te dijera que te lo agradecía, pero que ella ya tiene un padre.

- Pero... .- dijo él.

- Escúchame, Didier, por favor.- interrumpió ella.- A Lizzie le costó mucho perdonarte por haberla abandonado; ella ahora es feliz, tiene la familia que desea, tiene un padre que la adora y que ella adora. No vengas por favor a querer desequilibrarle la vida. Nosotras te perdonamos por habernos dejado, ya no hay rencores, pero no nos pidas un cupo en nuestras vidas porque no lo tenemos ya. Yo no te amo, y Lizzie ya encontró un buen padre. Deja las cosas así, por favor.

Didier miró a Lara a los ojos, apesadumbrado, y Lara volvió a sentir lástima por él, por lo que había perdido o por lo que no supo reconocer a tiempo.

- Creo que lo mejor será que vuelva a África.- dijo él, en voz baja.- Allá tengo un hijo que me necesita... No volveré a cometer el mismo error otra vez...

- Buena suerte, Didier.- Lara le deseó la mejor de las suertes, tras lo cual se puso de pie y lo besó suavemente en la mejilla, despidiéndose.

Ella salió del restaurante con la cabeza en alto, sin voltear hacia atrás ni una sola vez. Una vez afuera, ella sintió que al fin había cerrado ese capítulo de su vida. No había dado ni dos pasos cuando notó el flamante automóvil plateado estacionado a pocos metros de allí. Lara sonrió, colocándose sus lentes oscuros, al hombre que estaba recargado contra el automóvil.

- ¿Necesitas que te lleve?.- preguntó Bryan.

- Claro, ¿por qué no?.- asintió ella, abrazándolo y besándolo.- Aunque te advierto que soy casada y amo a mi esposo.

- Debe ser un hombre muy afortunado.- sonrió Bryan.

- Sabía que vendrías.- sonrió Lara.

- Tenía que asegurarme que no necesitaras ayuda... Solo por si acaso.- Bryan se encogió de hombros.

Ambos volvieron a besarse, para después subir al automóvil y marcharse, hacia el brillante futuro que tenían por delante.

Notas:

- Todos los personajes de Captain Tsubasa son creación y pertenecen a Yoichi Takahashi y Shueisha.

- Marianne Ivanova Medvid, Edward Cruyffort y Vladimir Cruyffort son personajes creados por Elieth Schneider.

- Lara Del Valle-Cruyffort, Leonardo Del Valle, Lizzie Cruyffort, Chiara Cruyffort, Jean Lacoste, Didier Feraud y demás agregados culturales son creación de Lily de Wakabayashi. 

Como si fuera la primera vez [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora