Capítulo 2.

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Capítulo 2.

Holanda.

"Holanda es un país hermoso, a pesar de tener legalizada la mariguana", fue el primer pensamiento que Lara tuvo al pisar el país. El lugar tenía su encanto y a ella siempre le maravillaba que los holandeses tuviesen el ingenio de robarle tierra al mar. Bryan llevó a sus invitadas a pasear por Ámsterdam, quedando éstas fascinadas. Lizzie no despegaba los ojos de la ventanilla, y Lara resistió el impulso de sacarle fotos a todo lo que veía. Lo mejor fue llegar al centro de la ciudad y tener que continuar en bicicleta, ya que como es bien sabido, Ámsterdam es la capital mundial de este transporte, y en su centro es más fácil andar a bicicleta que en coche. Así pues, Bryan subió con cuidado a Vladimir a una bicicleta, mientras Lara subía a otra y Edward y Lizzie montaban bicicletas para niños. Lara agradecía en su interior que Bryan hubiese preparado bicicletas para todos, ya que se veía que Edward y Lizzie estaban pasándola en grande. Y ni decir de lo que la propia Lara sentía, estar con Bryan ya era maravilloso por sí solo. Había muchas cosas por ver y visitar, pues aunque París era la capital mundial del arte y la cultura, Ámsterdam no se quedaba tan atrás, y eso lo demostraba con el museo Van Gogh, donde se exhiben la mayor colección de obras de este pintor en todo el mundo, y el museo de la Casa de Rembrandt, que fuera hogar y taller del reconocido pintor. Además, estaba también la casa donde permaneció encerrada Ana Frank en la segunda Guerra Mundial, y el museo Amstelkring, en cuya buhardilla se encontraba una iglesia católica clandestina. Lara sentía que no le alcanzaría el tiempo para verlo todo.

Más tarde, Bryan llevó a todos a su casa, ubicado en uno de los barrios más seguros y elegantes de Ámsterdam, desde donde se podía observar el río Amstel. El lugar era acogedor, agradable, y sí, era evidente que tenían muchísimo espacio, puesto que la casa estaba hecha para albergar a familias grandes, poseía tres habitaciones, dos baños completos (uno de ellos en el cuarto principal) y otro medio baño en la planta baja, una gran sala, comedor con su cocina y un amplio patio trasero con un jardín bordeado de tulipanes, y si bien Bryan sabía que no necesitaba el espacio extra, fue el mejor sitio que encontró para mudarse de la casa de sus padres tras la muerte de Marianne.

Bryan decidió dejarles a sus féminas invitadas el cuarto principal, el que tenía baño, para que Lizzie no tuviera que competir con Edward a la hora de usarlo, y de paso Bryan se ahorraba unas cuantas tentaciones con Lara, aunque ahora que la tenía bajo su mismo techo, esto resultaba casi imposible. Lara y Lizzie subieron a la habitación destinada a dejar sus cosas, y la niña quedó prendada de la hermosa vista que se veía desde la ventana.

- Mama, ¿podemos vivir aquí por siempre?.- preguntó Lizzie, visiblemente emocionada.

- Solo estamos de vacaciones, querida.- sonrió Lara, no queriendo admitir que ella también quería quedarse ahí para siempre.

- ¿Qué les parece?.- preguntó Bryan, asomando la cabeza por la puerta.- Espero que no estén muy apretadas.

- Nada de eso, esta habitación tiene casi el mismo tamaño de la sala de mi departamento.- rió Lara.-Estaremos muy bien aquí, además, estoy acostumbrada a dormir con Lizzie.

- Cualquier cosa que necesites, solo dímelo.- ofreció Bryan.- Te daré un par de toallas, jabón y pasta de dientes.

- ¿También hay servicio a la habitación?.- bromeó Lara.

- Todo depende de qué es lo que desees.- respondió Bryan, serio.

Lara sabía que se trataba de una invitación a algo más y se atragantó. Era ya terriblemente excitante estar en la casa de Bryan, el sitio donde él vivía, y mucho más con él haciendo propuestas indecorosas. Pero Lara ya no era una niña y supo comportarse a la altura. Tras su primer rubor, sonrió seductoramente y parpadeó un par de veces, de la manera que sabía que resultaba atractiva.

Como si fuera la primera vez [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora