Las consecuencias de mis actos

Prólogo

-"¿Yeiden?"- una voz retumbaba en sus pensamientos, la oscuridad lo abrazaba, sabiendo que al hacerlo él bajaba la guardia. Debilidad, miedo, ansiedad, desconfianza; una ola de emociones y sentimientos inundaban todo su ser cuando sus recuerdos emergían de su celda -"Yeiden, cariño..."- sus sentidos comenzaban a despertar, la dulce voz de su madre hacía presencia entre toda esa oscuridad -"no sé si pueda seguir así"- en un solo parpadeo se encontraba dentro de su pesadilla, un gas corrosivo se expandía a su alrededor, y en frente de él su madre decía sus últimas palabras con la poca fuerza vital que aún quedaba -"recuerda... pase lo que pase... debes ser fuerte"- ¿fuerte? Patético, en su estado actual era todo lo contrario -"hazlo... por papá y mamá ¿de acuerdo?".

Pero ¿si realmente no podía ser eso que tanto deseaban sus padres? Sabía que no pedían mucho, y se sentía más estúpido al saber que ni siquiera podía cumplir un solo objetivo, aunque ¿realmente era sencillo?. Varias veces se repitió lo mismo "Me piden que sea fuerte después de haber muerto cuando era tan solo un pequeño...", pero eso solo aumentaba su odio a sí mismo; claro que no quería culpar a sus padres por haber muerto, eso era demasiado infantil e idiota, pero lamentablemente su subconsciente lo incitaba a crear ese tipo de pensamientos, después de todo ¿qué se puede esperar de una persona insegura de sí misma cuándo de sentimientos se trata?.

Aunque no todo era pura mierda, su inseguridad sentimental lo había llevado a concentrarse en algo con qué entretenerse, y qué mejor que los estudios. Si, sabía que a veces era un maldito egocéntrico; si, gracias a eso no tenía muchos amigos, pero no hay nada que una cara bonita no pueda arreglar. En pocas palabras, agradecía a su madre el que le haya heredado su belleza, pues en un momento podía ser la persona más grosera del mundo y en otro ya era todo un moja bragas arrepentido de sus acciones.

Así de quebrada era su sociedad, "pan y circo para el pueblo" ese era el funcionamiento de todo, la gente desea oír lo que quieren y eso es lo que se les da. Aunque dentro de toda esas personas podridas había personas que sobresalían, y su gobierno lo sabía bien, era muy notorio que en su ciudad solo aceptan a lo MEJOR de lo mejor; es por eso que, en el momento en que se inauguraron las universidades con el mejor desarrollo educativo y tecnológico se dio cuenta que su vida no era dentro de toda esa gente sin pensamiento autónomo de la que estaba rodeado.

Sin haberse dado cuenta del paso del tiempo, ya se encontraba estudiando en el prestigiado lugar, dando lugar al hermoso mundo de la programación avanzada. Sabía que su destino estaba dentro de esa escuela, por fin había encontrado algo que lo apasionaba; y gracias a eso ahora si podía sentir la fortaleza corriendo desde sus neuronas hasta el más profundo rincón de su cuerpo.

Estar por encima de los demás se sentía jodidamente bien

Madre, ¿ahora ya soy fuerte?