Durante su época en Hogwarts, Charlie Weasley sólo tuvo ojos para su compañera de Hufflepuff, Nymphadora Tonks. Estaba perdidamente enamorado de aquella chica. Sin embargo, sus sentimientos jamás fueron notados. Pasaron inadvertidos. Fueron invisibl...
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CAPÍTULO CATORCE
IDIOTA Y CIEGO
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Charlie dio dos golpecitos con los nudillos sobre una puerta de caoba antes de empujarla suavemente para entrar. En su interior, se encontró a Dave Lerman rebuscando entre los cajones de un gran escritorio que se encontraba en el fondo de la habitación. El mayor estaba tan concentrado en su tarea que no notó la presencia del menor hasta que este carraspeó para llamar su atención.
—Oh, Charles, ¿necesitas algo?
—Sí, Morgana quiere un cuaderno o pergamino donde pueda dibujar.
—¿Va a ponerse a dibujar en medio de un baile? —inquirió Dave con tono divertido.
—Eso parece —Charlie movió la cabeza hacia los lados varias veces, como sopesando algo—. En realidad, siempre hace cosas así. Cuando estábamos en Hogwarts o en mi casa, celebrando la navidad, sacaba un blog de dibujo de la nada y dejaba de prestarnos atención.
Dave no pudo hacer otra cosa que reír. Aquella anécdota le resultaba muy familiar... y muy nostálgica.
—Estos Stonem que raros que son. No se salva ni uno —comentó mientras negaba con la cabeza—. Su abuelo Oliver era todo un caso cuando era joven.
Fue ahora Charlie quien rIo. Le hacía gracia pensar que las rarezas de Morgana venían de familia. Recordaba que su hermano menor también era un caso muy particular, pero ni de lejos tanto como ella. En cambio, su padre siempre le había parecido un hombre muy normal y maduro, aunque quizás eso solo era ahora y en su tiempo de juventud también había sido tan... especial.
Observó como el mayor volvía a centrar su atención en el cajón, sacando a los pocos segundos una alargada caja de terciopelo rojo, que depositó sobre el escritorio, y luego se dispuso a buscar un pergamino que no estuviera usado para que Morgana pudiera dibujar.
