Millones de globos

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Sueños. A veces duele crecer. Duele bastante; más si le añades el tener que dejar los sueños atrás porque te das cuenta de que el tiempo ha pasado y te ha ganado en la carrera de la vida. Sueltas el globo donde están tus más amados sueños de la infancia y lo dejas ir porque el reloj ya no te permite tenerlo durante más tiempo en tus callosas manos. Por eso duele crecer, porque la vida te estampa contra el muro de la realidad en el que te das cuenta de que todo es mentira y nada es verdad.

Entonces, después de soltar el globo azul, te preguntas cuando volverá o si volverá algún día. Pero no lo hace; él no vuelve, pues se encuentra en el país de NuncaJamás esperando a que otro niño lo reclame.

Aunque, puede que sujetes el globo. Puede que lo ates a tu muñeca con un lazo y que lo sujetes fuertemente. Pero, también puede que el suelo -y tu mundo en general- se derrumbe a tus pies y quedes flotando viendo como todo es destruido. Porque, si aceptas quedarte con el globo, te arriesgas a perderlo todo, y viceversa; si te quedas con tu cómodo hogar, te arriesgas a perder el globo. A continuación del derrumbe de las columnas de tu casa, el globo explota. Y caes. No tienes paracaídas.

Hay millones de globos flotando por encima de nuestras cabezas. Millones de personas se han desecho de ellos; miles de personas han muerto aferradas a ellos; cinco personas han sobrevivido a ellos.

Puedes arriesgarte, morir en el intento o vivir para contarlo. O puedes abandonar la carrera, salir de la pista de competición y morir a los ochenta después trabajar toda tu vida en algo que odiabas. Y, para cuando te entierren, te habrás dado cuenta de que lo has desperdiciado todo, el tiempo y la vida, por no arriesgarte; por conformarte y ser un cobarde.

Me ha hecho ochenta nudos. He atado el globo a mis pies, cintura, manos y cabeza. No voy a soltarme, ni a rendirme. La guerra es mía, y no pienso perderla.

Cuando sea mayor, quiero ser escritora, cantante, periodista, actriz, directora de cine, locutora, voluntaria en distintas ONGs, ministra de educación. Tengo un montón de globos atados a mí y ninguno tiene permiso para abandonar mi cuerpo.

¿Y tú, estás dispuesto a abandonar?

Pensamientos de una GilipollasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora