Des-amor.

Significante.

"Te amo". Qué son esas palabras que limitan el sentir. Me pregunto constantemente que me querrá decir cuando su mirada cálida y suave penetra mis ojos acorazados y me dice, me lo dice todo, sin pronunciar nada. Creemos que entendemos al otro, que podemos situarnos en su mundo y saber, creer saber qué le acontece, cómo y por qué. Ilusa ilusión que nos acompaña toda nuestra existencia hablada, una circulación de significantes huecos que chocan, colisionan y crean efecto: "te amo". Imágenes acústicas atropelladas que se amontonan en tus labios y explotan; estallan dulcemente sobre mis oídos y me congelan el cuerpo. Te beso ¿Y qué es ese beso sino lo real que me inunda? Excede los límites geográficos de mí cuerpo una sensación de desesperación de tener que besar a la persona que ¿amo? Y ahí voy, repleta de movimientos ondulados en mí vientre a jugar, un rato quizás, a inventar colores con tus labios. Nos fundimos ahí, creemos hacernos uno, aproximándonos lo más cerca que podemos estar del amor del otro. Y es allí donde entiendo que ciertos fuegos no se encienden frotando dos palos, que mí ensoñación de transitar una realidad imaginaria ideal no es consecuencia del mero hecho de juntarnos una y otra vez a desnudarnos y saberme feliz, no. Sino que viéndome allí, tendida en esa habitación blanca con luz roja, donde todo el peso de mis sensaciones me aplasta contra las sábanas húmedas, dejo de mentirme y caigo. Caigo libre y sin miedo, y me veo, tomada de la mano de un hombre que siendo él, sinceramente y sin barreras él, me enamora todos los días. Porque encajan sin motivo, se amoldan sin consentimiento, se adaptan sin razón, sin movimiento previo, nuestras almas. Parece amor, que fuimos construidos el uno para el otro y por eso, te amo.