1. Hasta el próximo mes

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—No me quiero ir, señor Steve... 

—Algo me dice que hay una referencia oculta en esas palabras. 

Steve y Tony, una muy amorosa y normal pareja viviendo en el centro de Nueva York, se encontraban acurrucados en su cama aquella fría mañana al mismo tiempo que se quejaban sobre su próximo viaje.

Tony era un genio, heredero de una gran fortuna, por lo que podía darse el gusto de ser filántropo y así contribuir a la caridad dando becas y apoyando instituciones que ayudaban a personas que lo necesitaban. Steve, por otra parte, era un simple maestro de arte en una universidad en Nueva York; no obstante, también amaba ayudar a otros y así mismo ayudar a Tony si lo necesitaba. Su más reciente proyecto consistía en sacar el artista que todos los niños llevaban dentro. Y este se estaba desarrollando en 4 partes del mundo por el momento: Haití, Bolivia, Sídney y Filipinas. 

Debido a que todo se trataba de arte, y Tony lo unico que podía dibujar eran planos, Stark le pidió a Steve que lo apoyara en esto. Rogers, como buen esposo y amante perfecto, accedió después de pedir permiso en la universidad. Todo parecía estar perfectamente planeado hasta que se olvidaron de un (nada) insignificante detalle: su hijo. La ultima vez que lo dejaron con una niñera, no les fue muy bien. En cambio, las veces en las que se ha quedado con sus tíos, por alguna razón Steve y Tony se quedan mucho más tranquilos, a pesar de que no son normales del todo. 

—¿En serio es necesario que vayamos nosotros? — Preguntó el castaño mientras se envolvía más entre las sábanas, cubriendo su cuerpo desde los pies hasta la nariz, y se le quedaba viendo a Steve, quien sin camisa estaba sentado a su lado, leyendo las noticias en su tablet. 

—La verdad, creo que no, pero quiero hacerlo. Pensar que hay tantos niños que realmente quieren pintar, dibujar, escribir, hacer arte, pero que no pueden... — Steve soltó un suspiro mientras se quitaba los lentes y los dejaba sobre la mesita de noche junto con su tablet, para voltear a ver a su amante. —En serio quiero ayudarlos. Quiero estar ahí. 

—Serás su héroe... — Susurró el más bajo sin poder evitar sonreír, y Steve apenas pudo escucharlo por lo que también sonrió y se metió de nuevo a las sábanas con él. 

—No sería posible sin ti. Así que también serás su héroe. Un gran héroe. — Tony soltó un suspiro profundo y se acercó a abrazar a su pareja que, a pesar de andar sin camisa porque no tenía frío, se encontraba tibio y suavecito. 

—¿Steve, qué haría yo sin ti? — Preguntó a la vez que rodeaba su cuello con sus brazos y pegaba su frente a la del más alto. Steve sonrió y como respuesta comenzó un suave beso mientras indirectamente se colocaba sobre él. Stark le hizo espacio entre sus piernas porque había captado el ambiente por completo. Hace tiempo no tenían sexo mañanero, y aquello le emocionó un poco. El beso se tornó un poco más intenso, e incluso Rogers ya había metido su mano entre las prendas de su esposo; sin embargo, un grito seguido de llanto se escuchó tras el intercomunicador que tenían para estar pendientes de su bebé: Peter. Ambos soltaron un suspiro profundo y se detuvieron luego de ver a Pet llorando en la pantalla del mismo intercomunicador. —Es tu turno, soldado. — Le dijo Tony a Steve antes de soltarlo y verlo ponerse de pie.

—No hemos terminado, eh. — Le señaló luego de ponerse de pie, antes de salir de allí para dirigirse a la habitación de Peter, dejando a un Stark un tanto agitado pero sonriente en la cama. De todas maneras, ya estaban acostumbrados a ese tipo de interrupciones desde que Peter llegó hace casi, casi un año. 

Después de seis años de un maravilloso matrimonio, Steve y Tony habían decidido tener un bebé. Pasaron al rededor de cuatro meses para encontrar a la mujer perfecta y así poder alquilar su vientre. Han pasado exactamente once meses desde el nacimiento de su hijo, y los lazos en la relación entre el rubio y el castaño se hicieron aun más fuertes de lo que ya eran. Lastimosamente, el viaje al que se iban hoy por la tarde duraría un mes, y apenas llegarían para el cumpleaños de Peter. Aun así no hay que subestimar a los Stark-Rogers. Ellos ya tenían todo planeado para la fiesta y ya habían quedado de acuerdo con los tíos y tías de su hijo, por lo que no había ningún problema por el momento.

Con mis tíos por un mes [Superfamily]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora