Prólogo

9 1 0
                                    

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete... Basta.

Un segundo más en este tráfico y exploto. Nueva York puede ser muy fastidioso cuando quiere.

—Disculpe —le hablo al conductor—. Creo que será mejor que me baje aquí.

Me mira por el retrovisor.

—¿Está segura señorita? Aún faltan algunas calles.

—No creo que avancemos mucho a este paso, caminaré. Muchas gracias, tenga buen día.

Bajo del auto y siento que puedo respirar nuevamente, comienzo a caminar entre los carros estancados hasta que llego a la acera. Abriéndome paso entre la gente observo mi reloj.

7:40 AM.

¿Qué demonios hago despierta a las 7:40 AM? ¿Eh?. Debería estar dormida justo ahora.

Todo por comprar los chocolates que Ivana tanto quiere. Soy una gran amiga.

Mi celular empieza a sonar, una sonriente Ivana aparece en la pantalla y contesto la llamada.

—Buenos días, justo ahora estoy caminando entre miles de personas solo por comprar tu preciada caja de chocolates. ¿Quién es la mejor amiga del mundo eh? ¡Así es! Yo.

Dios mío, mi vuelo sale en dos horas, hay más trafico que oxigeno y no entiendo como algunas personas se dan el lujo de caminar tan lento en un lugar tan transitado.

Mira, si alguna persona cae accidentalmente al suelo no será mi culpa. Yo no empujaré a nadie que me esté fastidiando por caminar lento. No, nada de eso.

—Hola, Mariannita linda y hermosa —suena nerviosa.

Oh por Dios, esto no va por buen camino.

—Ivana Argall. ¿Qué hiciste  ahora y por qué ese tono de culpabilidad?.

—Es sobre el apartamento que estaba cotizando papá. Me temo que tendremos que buscar un nuevo apartamento para tí.

Y así es como pueden lograr que me enoje en segundos.

—Ivana... Tú... ¡¿Tú estás loca?! Estaré ahí en horas y me estás diciendo que no tengo donde vivir.

—Lo sé lo sé, papá me ha dicho recién que lo rentaron hace tres días. Lo siento...

¿Y ahora qué? Ivana y su familia aún siguen de vacaciones en Brasil así que no puedo quedarme con ellos y llegaré a un lugar donde no conozco a literalmente nadie.

—Bueno —suspiré—. Ya que, me quedaré en un hotel mientras encuentro otro lugar.

—Esa es la parte que no me dejaste decir. Ya te conseguí otro apartamento. Tengo una amiga que tiene una amiga que tiene un amigo que tiene un cuarto disponible en su apartamento. Y está súper cerca de la universidad.

Espera, ¿qué? ¿La amiga del amigo de la abuela de quien?

—Ivana... ¿Qué? —fruncí el ceño—. No entiendo nada, ¿como que el amigo de no sé quien?.

—Solo escucha, capta y entiende chica. Mira, ya está todo arreglado, ya he hablado con el chico, él te estará esperando en el aeropuerto, su nombre es Adrián. Le dije que hiciera un cartelito con tu nombre, ya sabes para que lo encuentres.

—¡¿Pero qué?! , debiste consultarme —niego aunque sé que no puede verme—. Una cosa es que te deje a cargo de buscar un apartamento para mi sola y otra muy diferente que me hagas vivir con un extraño que quien sabe que tipo de persona sea y sin mi consentimiento.

Enserio estaba molesta. Vivir con un desconocido era una sorpresa para mí. Ni siquiera tuve la oportunidad de decidirlo yo. Lo único que puedo hacer es conocer al chico y ver si me quedo con él.

Si papá se enterara que voy a vivir sola con un chico... Que bueno que Ivana no está conmigo porque en este momento la estaría golpeando con su caja de chocolates. Sí señor.

—Sí yo sé que estuve mal pero era la única opción. Era eso o quedarte en la calle. Además, ¿Tú crees que yo voy a elegir a cualquiera para que vivas con él? Por favor, me ofendes. Te diré el tipo de persona que es... Es un chico muuuuuuuy bueno.

— ¿Y por qué el énfasis en "muuuy"? —digo disculpándome con una señora por golpearla con mi codo.

—Tú no captas nada. Estoy diciendo que Adrián está bueno. Demasiado bueno y no al estilo madre teresa sino al estilo "ok, that's my baby".

¿Y a mí que mi importa si está bueno o no? Yo voy a matar a esa chica en cuanto la vea.

BonitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora