Prólogo

19 3 5
                                    

El cielo teñido de un humo acaparaba todos los paraguas como si una avalancha de cuervos se hubiera posado sobre ellos. Las cuchillas afiladas de la lluvia lastimaban todas las pieles de los espectadores mezclándose con lágrimas. Y en voz entonada para callar el sonido de la furia repitió claramente subiendo y bajando su nuez de Adán.

-Queridos hermanos hoy con nuestros corazones en alto despedimos a una joven que se ha ido de nosotros, pero llevada de la mano de Dios será conducida al reino de los cielos, que su voluntad nos ilumine y nos lleve a la vida eterna. Amén.

Cada rosa era como un viento que soplaba hacia su lugar de encuentro mientras que la tierra húmeda era una cascada cubriéndolo todo. Y allí entre susurro mirando hacia la cruz como tratando de esperar una señal soplo un gélido aliento: Nunca me olvidare de ti amor. Donde sea que estés dame las fuerzas para seguir adelante.

Cada cosa de tíWhere stories live. Discover now