uno

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El silencio de la noche hace escalofríos correr por su espina. Sus manos están colocadas en los bolsillos de su chaqueta, habiendo olvidado los guantes en la cafetería esa tarde. El invierno ha llegado y sus manos tiemblan a pesar de que hay una calidez presente en su pecho. El solo pensamiento del mayor era suficiennte para hacerlo sonreír.

Está completamente enamorado. Siente los vientos pasar al laso suyo, pero nada lo conmueve más que la presencia de su, lo que tanto llama, amigo. Su cuerpo, tan grande comparado al suyo, lo envuelve en calor y le ayuda a sobrevivir hasta los días más fríos.

No sabe si es costumbre o un sentimiento más allá, pero esta completamente seguro que su cuerpo no es capable de sobrevivir sin Juyeon. De un día al otro, Reconoció el hecho de cuanto anhelaba estar con Juyeon. No recuerda un tiempo dónde él se ha sentido así de vivo sin él. El día que el llegó, Eric supo que el sería una gran ñarte de su vida. Es una fácil ecuación. Juyeon más Eric es igual a un sentimiento inexplicable que recorre su cuerpo. Es una ecuación perfecta, como una de las grandes leyes de la física. No hay razón para añadir variables y complicar todo lo que ya había sido descubierto.

Su cuerpo para naturalmente a la vista de la puerta blanca frente suya. Toca como usual. Uno. Dos. Espera... y tres. Sonríe a sabidas de que el otro ya conocía su tan reconocible seña. Sería extraño si no lo supiese.

Si miras exactamente, podrías notar que la relación de Juyeon y él era más de lo que decían tener. Eric, decía que no había necesidad de algún título mientras el mayor se referia a ambos como "amigos con algunos derechos." pero ambos creían que lo que fuera que tenían servía completamente y no había razón para arruinarlo.

Eric no podría argumentar. Juyeon lo hace eufórico. No hay razón logica para intentar cambiar esto y poner en juego su felicidad con su amigo. Lo ha pensado, y mucho debo agregar, pero siempre llega a la conclusión de que es muy, muy peligroso. Perderlo sería como perderse a si mismo, y desearía estar atascado en el dolor de la ignorancia a no poder seguir viéndole.

La puerta es abierta. Al otro lado, se para Juyeon con una pijama grande y un sombrero de oso. El menor suelta una risa a la revelación y abraza al mayor. —Hola..— su voz más suave de lo que deseaba y le hecha la culpa a los vientos que congelaron su garganta.

El mayor sonríe, mira al joven con cariño, y le deja entrar. Esta casa era tan familiar. Parecía que Eric vivía aquí más que en su apartamento. Mayormente dormía aquí, pero aveces cuándo sus días eran pesados iba a casa para no tener que levantarse tan temprano para llegar a su universidad. Aún así, los días que pasaba con él superan los días donde dormía en soledad.

— Hoy decidí hacer lasaña. Espero no te moleste.— Eric niega levemente. Esta seguro que todo lo que las manos de Juyeon cocinaran sería suficiente para complacerlo. — Hablas de mi cómo si tengo malos hábitos para comer — Bromea, ganando una suave risa del mayor.

Camina hacia el lavamanos, mientras Juyeon sirve la comida en la, ya vieja, mesa del comedor. A pesar de ya conocer este lugar, siempre se queda impresionado por el sentimiento hogareño de cada detalle. Lo hace sentir en casa, más de lo que Juyeon lo hace sentir.

Comen, hablando de sus días. Había una conexión. Reían sobre las estupideces que salían de sus bocas y hablaban mal sobre los profesores estrictos de Eric. Se perdían en las palabras, aún así no hubiese nada mas que platos sucios frente suyos. Solo cuando el silencio llenaba el lugar era que tomaban sus platos para lavarlos. Solo ahí es que sus ojos se juntaban sin nada más interrumpiendo. Solo ahí.

Y sus ojos luego pasean por la casa. Buscando algo en que concentrarse para que el mayor no note las lagrimas formándose en estos. —¿Eric?— La voz es suave, y eric sabe que el mayor es ignorante así que no hablará sobre esto. Así que le sigue la obra y sonríe, falsamente. El quiere ser sincero, pero sabe que es muy complicado.

Siente las manos de Juyeon tocarlo con tanto cariño. Sus labios exploran su cuello y mejilla, dejando suave besos. Cuando esta cerca de oreja, le dice dulcemente —Vamos a dormir, has de estar cansado—. Y eric no puede negarlo, sabe que esta cansado emocionalmente y fisicamente. Pero cuando está enredado en los brazos del mayor, cuando las sabanas los cubren del frio a pesar de que sus cuerpos estan demasiado juntos para mantenerlos calidos, él se siente especial. Juyeon tiene el poder de reconstruir su frágil cuerpo con solo una visita. Odia saber lo frágil que es sin él, pero también sabe que la razón es lo mucho que depende en lo que es esta relación.

Y es cómico, todo esto. Estar en los brazos del mayor al final del día era lo que más ansiaba desde el momento que se separan en la mañana, para al final preguntarse en los momentos más oscuros de su vida si vale la pena someterse en este dolor. Porque el dolor duele hasta que te acostumbras a este, y el americano ya no se cuelga en el dolor.

Lo más patético, es que él sabe completamente el daño que se hace a si mismo. Sabe que esta colgando de algo que es imposible de sostenerlo para siempre.

Es un iluso. Sus sueños de amor eran nada más que una ficción, y a pesar de sentirse feliz con lo que tiene en el momento, sabe que su corazón egoísta desea más de lo que posee.

Pero por el momento no importa. No en este momento. No cuando esta siendo sofocado por el aroma de el mayor. No cuando sus pulmones abundan de su aroma. No cuando se ahoga en el aroma y la mentira en todo. Se ahogaría él antes de dejar que el boté en el que están se hundiese.

if i drown ; juricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora