La noticia me dejó helado. Simon estaba ahí mirándome con el dolor y la culpa reflejadas en el rostro y en lo único en lo que yo podía pensar era en su sonrisa.
-Jace perdóname, yo...
Solo levanté la mano haciendo que se callara. No me importaban sus disculpas, solo quería alejarlo de mi vista lo más pronto posible.
-Tenemos que volver -Señalé con frialdad, ocultando mis sentimientos del modo en que mi "padre" me había enseñado tan bien.- Alec está herido, hay que llevarlo de vuelta al instituto.
Simón asintió y usó su odiosa velocidad para llegar al lado de Alec, unos segundos después yo también estaba ahí; lo cierto es que se veía bastante mal, pero aún respiraba y eso era toda la esperanza que necesitaba. Magnus no se había separado de su lado y eso me llevó a preguntarme, ¿y si yo no me hubiese separado de Clary? Sacudí la cabeza, mi parabatai me necesitaba.
Volvimos al instituto y llevamos a Alec hasta su habitación. Izzy llamó a Catarina y en pocos minutos un portal se abrió justo a un lado de la cama. La bruja era hábil, curar a mi hermano no le tomó mucho tiempo y Magnus mostró la única sonrisa que le había visto esa noche.
-¿Cómo te sientes? -Le pregunté esperando que me mirara con odio, casi lo había matado, pero en su lugar sus ojos me veían igual que lo habían hecho siempre.
-Viviré. -Dijo con media sonrisa sosteniendo la mano de Magnus.
-Más te vale. Necesito a mi parabatai.
Alec asintió y yo salí dejando sola a la pareja. Ellos necesitaban hablar, el hecho de que el brujo hubiese perdido sus poderes podía complicar las cosas. Asentí en forma de saludo a un par de personas que me encontré en mi camino a mi habitación, una vez allí, cerré la puerta con el seguro y dejé que los acontecimientos de esa noche me golpearan.
Clary había muerto. Ya no estaba, y era mi culpa. No luché lo suficiente, no fui tan fuerte como debía para desterrar al búho de mi mente. En su lugar le permití controlarme, matar mundanos inocentes, herir a mi hermano y matar a la mujer que amo.
Dos gruesas lágrimas corrieron por mis mejillas. Odiaba llorar, siempre había sido debilidad a los ojos de Valentine. Ahora entendía que tenía razón, Amar es destruir y ser amado es ser destruido; porque así me sentía, como si el aire no pasara por mi garganta, y todo estuviese ocurriendo en una realidad diferente. Mi mente estaba borrosa, pero sus recuerdos estaban frescos y empeoraban el dolor de perderla. El último beso que le di a Lilith casi me quemaba los labios, ese le pertenecía a Clary, ella era a quien amaba; a quien juraba mi lealtad por la eternidad. Si solo la pudiese tener de vuelta haría lo que fuera, pagaría cualquier precio.
Grité, la frustración apoderándose de mi. Era injusto, después de todo lo que habíamos vivido, ¿era así como terminaba la historia? ¿No la volvería a ver nunca?
Me arrodille a un lado de la cama y enterré la cara en el colchón. Las lágrimas corrían libremente y la impotencia me hacía sentir derrotado. ¿De que servía estar fuera de la esclavitud de la Princesa del infierno? De cualquier modo iba a vivir en él cada día que ella no estuviese a mi lado.
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Clace One Shot
FanfictionLa amaba más que a nada en el mundo, y ahora la había perdido.