Prólogo

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– No compartimos los mismos sueños, tú no deseas dejar el lugar de donde eres y yo tampoco, no estoy dispuesto a cambiar nada de mi y tu tampoco lo estas – la seriedad en su voz me tomo desprevenida. Sin previo aviso las lágrimas recorrían mis mejillas, sin ganas de querer detenerse. Comencé a morder mi dedo de manera que mis sollozos no interrumpieran sus palabras. Pero llego el punto que silencie la bocina de mí teléfono. Dolía. Saber que no era una pelea más. Era una despedida.

– Eres una persona increíble, bellísima, inteligente y nadie debe hacerte dudar eso y te quiero muchísimo – escucharlo decirme cosas lindas hacia que doliera más, me daba ganas de llorar. Aleje mi teléfono lo más que puede. Abrace el koala que el me regalo, aferrándome a él como si eso evitara su partida; pero era inevitable, lo que teníamos era más dolor y peleas que amor.

– Di algo – me pidió. Pero ¿que podría decirle? ¿voy a cambiar? ¿no me dejes? La última vez que casi terminamos, me confeso que aún seguía conmigo por mis tendencias suicidas, por miedo a que cometiera una locura por que estaba sola en esta vida, hecha aun lado por su familia rodeada de compañeros que se hacían llamar amigos. No me quería dejar sola; pero ya no está siendo feliz conmigo. Esa ocasión le implore me terminara, y sin embargo no lo hizo.

– Lo siento no sé que decir– logre decir al fin entre balbuceos – nada de lo que te diga te hará cambiar de opinión.

Me dijo muchas cosas más pero la verdad me perdí en mis sentimientos. No logre escuchar, me sentía desecha pero la culpa fue mía.

– Cuando necesites un amigo alguien en quien confiar seguiré aquí – incluso terminando conmigo era un caballero jamas encontraría a alguien como el – Necesitas quererte más y si sucede algo entre nosotros de nuevo solo el tiempo lo dirá.

Silencio. Durante unos segundos nos quedamos sin decir nada.

– No piensas decir nada –dijo al fin.

– Gracias, por las sonrisas, por todas las noches que te quedaste escuchándome. Porque a pesar de la distancia nunca te rendiste con mi desastre de persona porque a pesar de mis ideas estúpidas suicidas, siempre me apoyaste. Eres lo mejor demi vida – creo a duras penas logre decir comprensibles mis palabrasentre lagrimas y sollozos

– Si te pido algo podrías hacerlo – sabia bien lo que me pediría pero no estaba segura depoder cumplirlo.

– Te soy sincera no creo que pueda hacerlo – sollocé

– Esta bien... Quieres que te deje sola – jamas creí escuchar que me dejaría sola pero acepte.

– Y perdón pero para que te pueda olvidar te eliminare de todo; en lo que se me pasa.

– Entiendo... adiós.

– Adiós – colgué la llamada y seguí llorando. Pensar que no lo volveré a ver; yo era su motivo de venir a Puebla cada vez que podía; así que dudo mucho verlo por aquí de nuevo.

Abrace mi koala esperando solo fuera una pesadilla como las que en ocasiones tenia.


Pero era real después de 1 año y medio la pesadilla se volvió realidad.

Amor sabor cafeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora